domingo, 28 de diciembre de 2008

Top Shit

¿Por qué tenemos esa necesidad de reducir todo a listas? Ni siquiera en medios más o menos institucionales como las revistas de música o los sitios de internet es tan comprensible - ¿qué chingados puede saber un bonche de 40 personas acerca de todo un año de experiencias de miles de otras? ¿Por qué tratar a un arte como si fuera algo medible más allá de su calidad compositiva? Porque si fueramos totalmente objetivos, todos los discos del año constarían casi únicamente de variantes del jazz. Ningún historiador del arte está haciendo sus listas de "cuadros del año", "danza del año", etc., y los intentos de una revista como Wire de incluir música experimental y música clásica-contemporánea (soporten la paradoja, manos, si yo puedo ustedes también) en su lista de este ciclo 2008 (ahí andan Philip Jeck y Robert Ashley, nada más y nada menos, junto a porquerías de otro nivel como Vampire Weekend) es tan sólo una muestra de sus pretensiones por abarcar TODA la música, en vano, y sin sentido. Lo único que logran es destruir cualquier integridad que aquellos discos tuvieran para un lector/escucha cuyo primer acercamiento es, algo desafortunadamente, una lista jerárquica. Lo único que logran es, pues, minar la vieja (pero buena) noción de arte no como un producto, sino como algo logrado en términos singulares de naturaleza tanto física como ideal. Cuando explote la mina y nos encontremos sumergidos en mediocres productos musicales porque no pudimos ver más allá de una vacua jerarquía, será el día en que todos los críticos (yo espero) den un paso adelante y dejen de hacer "consumer advice". A pesar de que a muchos no les guste, Lester Bangs sigue siendo una figura clave en el periodismo de la música popular porque se resistió a la visión de la misma como producto creado para el entretenimiento de las masas, y la vió como arte.

Por supuesto, es un problema del lado de "los que hablan sobre las obras de arte" más que del lado de quienes las crean, aunque la filtración se nota en mierdas kitsch como el disco de electrónica del año para la gente de Popmatters.com, Feed The Animals, de Girl Talk. Como me interesé y lo escuché, les ahorraré el sufrimiento: básicamente es un DJ que mezcla canciones de géneros diversos en una sola rola... y ya. No hay más. Las canciones son en general las que pasan en el radio, you know, las que todos conocen. Me pregunto qué relevancia tendrá esto en diez años, cuando esas canciones sean sólo recuerdo de los que comprarán NOW edición número 2389024389, y peor tantito, todas ellas mezcladas en un disco de rolas sobre rolas. Es un muy posmoderno manifiesto de auto-referencia que, al menos a mí, me lleva a concordar con los cuates de Portishead cuando hablaron en contra del Pro Tools y otras herramientas que los no-músicos usan para hacer música, cuyo potencial y máxima realización está en el chavo de Girl Talk, y que vemos comúnmente en el noise y la electrónica. Pero todo esto está ya muy bien gracias y usted, y mi punto es que el chavo de Girl Talk halla su clímax en 'hits de radio', y ¿quién, si no los críticos, definen muchos de los 'hits de radio'? ¿quién, si no los críticos, les dicen a las bandas cómo operar y cómo corregir sus 'errores'? Los compositores como Philip Jeck y Robert Ashely (sobre todo Ashley, quien tiene una gran talla en el mundo de lo clásico-contemporáneo) seguramente pondrán poca atención y poca importancia sobre su inclusión en la lista de Wire, así como en sus críticas, ya que para ellos es probable que tenga más peso el mundo académico que el popular. En cambio, puedo decir con certeza que bandas como Vampire Weekend pondrán ese tipo de 'elogio' en su Myspace - en el mundo de lo popular, es un hecho importante, algo que les da prestigio.

Y tal vez ahí esté la clave: en el prestigio está implícita la jerarquía. Ahora bien, nos encontramos ante lo que parecería ser un callejón sin salida, porque si pensamos en términos de gusto, también constituimos una jerarquía. Igual si pensamos en ideas, porque hay ideas malas ("oye vato tengo una idea, vamos a usar un PUTO ACORDEÓN en nuestra banda de post-rock para sonar como Yann Tiersen!!!!") e ideas buenas (una banda de hipster cred como Los Campesinos! haciendo una rola que se llama "My Year In Lists" y otra "Knee Deep in ATP"... qué, yo me reí, putos). ¿Qué hacer? Creo que por lo pronto lo más que podemos hacer es promover un cambio en la intención de la creación de listas. Lo más sano es empezar por la frase que un cuate en last.fm puso en su descripción, y que encuentro honesta e interesante: "I care about music. Not about the hipster status of it." Que nos importe la música, y no el nombre que está sobre ella. Porque si le damos primacía al nombre, acabamos con listas en las que lo mejor del año es Radiohead, Coldplay, Girl Talk... (y sí, los estoy echando en la misma bolsa). Si nos importa la música, si la intención es compartir y decir "wow, esto es grande", entonces la jerarquía desaparece, porque no interesa saber si x es mejor que y, sólo que ese gran cúmulo de discos y nombres son potencialmente trascendentales, y si no, por lo menos interesantes, destacables. Y no sobre otras cosas, sino añadidas a ellas, en todo caso a pesar de ellas (es bien sabido que nunca nadie tendrá la misma lista de "top 10" que su vecino...).

Bien, intentando poner en práctica lo dicho, he aquí unos cuantos discos que salieron este año que creo que podrían ser chingones para ustedes, porque lo fueron para mí. Son diez, y son grandes como Melvin de los Choco Krispis. También, no es de mi interés volver popular lo clásico contemporáneo, porque no lo es. Nadie en su sano juicio va a poner una pieza de Robert Ashley en el radio popular, así que no hay razón para ponerlo en la misma categoría (aunque nadie pondría Kayo Dot tampoco...). Para esos lanzamientos, tal vez podamos hacer otra lista, pero por lo pronto esos discos quedarán obviados de la que sigue.

- Kayo Dot - Blue Lambency Downwards
- The Samuel Jackson Five - Goodbye Melody Mountain
- Opeth - Watershed
- Grails - Doomsdayer's Holiday
- Los Campesinos! - Hold On Now, Youngster
- Earth - The Bees Made Honey In The Lion's Skull
- Clark - Turning Dragon
- Erykah Badu - New Amerykah Pt 1: 4th World War
- The Mars Volta - Bedlam In Goliath
- PAS/CAL - I Was Raised on Matthew, Mark, Luke & Laura

Algunos ya los conocen, otros tal vez no, pero cualquier problema o si no los encuentran ya saben, sólo pídanmelos y yo se los paso. Hay más rock que otra cosa; ya saben a lo que le tiro. De todas maneras Clark es el puro poder electrónico del dance floor y Erykah Badu tiene la voz más sensual del universo del hip-hop/acid jazz/funk/R&B/whatever. La verdad es que la lista se quedó corta, y podría poner bastantes más. Fuck it, por qué no.

- Gifts From Enola/You.may.die.in.the.desert - Harmonic Motion Vol. 1
- Harvey Milk - Life... The Best Game In Town
- Helms Alee - Night Terror
- LITE - Phantasia
- Motion Turns It On - Live at the Southpaw
- Youthmovies - Good Nature
- An Albatross - Family Album
- Presto Ballet - The Lost Art of Time Travel
- Phantom Orchard - Orra
- Lost Reverie - Desiderata
- Gojira - The Way of All Flesh
- D.F.A. - 4th (¿gente haciendo jazz-rock a estas alturas? NO PUEDE SER! NOOOOO!)
- CSS - Donkey
- Atlas Sound - Let The Blind Lead Those Who Can See But Cannot Feel
- Bass Communion - Pacific Codex
- Raglani - Of Sirens Born
- Torche - Meanderthal
- Esbjörn Svensson Trio - Leucocyte
- Zakarya - The True Story Concerning Martin Behaim (este disco está cabrón, por cierto)
- Venetian Snares - Detrimentalist

Y ya n o sé que más, hahaha. Salieron miles de discos este año y muchísimos de ellos son grandiosos. Estos, creo yo, fueron parte de eso, y si pueden checarlos, estaría chido, porque estoy seguro que se quedan con al menos uno, y eso ya es mucho. ¿Escuchar un año entero? Fucking imposible. Recrearse y alegrarse en la inspiración y fuerza de algunas bandas que nos impresionan y nos gustan, eso es más saludable y lo que es más, alcanzable. Por lo pronto, poco a poco me voy comprando todos los discos arriba mencionados, y cuando los tenga todos, bueno, cuando los tenga todos ya será fin de año 2009 y será otra cosa. Bueno, podemos soñar, si no para qué carajos están todas esas listas y todos esos recuerdos y experiencias reducidos a una línea, ¿no?

martes, 23 de diciembre de 2008

Luz, oscuridad, y la mierda de en medio, parte II


Después de un largo tiempo de no poner cosas en este blog, más que nada por la pinche escuela (aunque no hay que descartar el factor hueva, el factor convivencia con amigos y familiares, y el otro gran factor protagonista de "estoy jugando el mejor videojuego de toda mi puta vida"), he aquí la segunda parte de ese post lleno de sticks n' stones.

Nuestra existencia tiene un trasfondo de neutralidad muy especial. No se puede estar siempre feliz, así como no se puede estar siempre triste. Además, cuando vivimos estos estados, suplantan cualquier otro sentimiento y anulan la posibilidad, aunque sea por un momento, de sentir otra cosa. Sin embargo, cuando dejamos de vivirlos de manera inmediata, volvemos a... algo distinto. A fin de cuentas, 'soy feliz' no implica 'estoy feliz', y viceversa. ¿Qué es esa neutralidad, ese fluir en un determinado tipo de estado mental sin estarlo sintiendo todo el tiempo? El asunto se asemeja a las primeras pinturas abstractas: figuras de colores sobre planos blancos, situaciones específicas sobre un absoluto espiritual que las origina y les da muerte, las hace parecer infinitas y a la vez las limita irremediablemente. Ocurre algo similar en música: tenemos un espacio en el que viaja el sonido a una cierta velocidad, con una cierta frecuencia, con una cierta longitud de onda - físicamente es un simple fenómeno limitado en alcance, pero mentalmente es interminable, es toda una experiencia que pasa por un gran filtro de historia y biología (cómo escuchamos, qué nos gusta...) que, en ese instante o en otro, tiene un efecto particular en nuestras vidas.

Por tanto, meros fragmentos (los "tiny fragments", como Tangled Thoughts of Leaving los llama en su disco) son todo lo que compone, un tanto contradictoriamente, ese gran fluido de cosas. Y como un gran fluido de cosas que no son más que un gran conjunto bizarro de memorias, tiene un ritmo cambiante, en práctica improvisado, con "el mundo" como trasfondo, como única constante. Su movimiento tiene tendencias, sea hacia lo oscuro o hacia lo luminoso, pero nunca se detiene, y siempre vuelve, en algún momento. Sus colores, como los científicos de la óptica se han encargado en demostrar, son luz reflejada en cierta frecuencia. La luz también se mueve en ondas, lo que nos da como resultado una gran masa de movimiento perpetuo, tanto interno como externo, reflejado en colores, en emociones, palabras, acciones. La felicidad se convierte así en puro tiempo, inexistente en un plano espacial, pero del cual depende para poderse realizar por completo - la música nos toca y quince años después, ya viviendo en Nueva Zelanda, nos acordamos de cuando nuestra mamá nos cantaba quién sabe qué canción de cuna sacada de quién sabe dónde, detenemos nuestras actividades por un segundo, sonreímos, y luego proseguimos. La luz se hace fragmentaria y se cumple la vieja noción de que hay algo de "ligereza" en ella, a diferencia de la oscuridad tan única-unificada, tan pesada y opresora.

Es, en pocas palabras, vivir el mundo a través de miniaturas (tal vez esa sea la idea de las "hardcore jazz miniatures" de John Zorn). Y como tales, presentaré para esta ocasión sólo rolas, no discos completos, ya que los temas y la unicidad son, si seguimos estas líneas de pensamiento, algo que es más fácil dejar a la oscuridad. Vivir esas miniaturas es algo tan increíble que después queremos atesorarlas para siempre y revivirlas cuando sentimos que pueden funcionar como medicina. En este sentido, la música es algo así como una alternativa a la historia y el recuerdo, es una cosa en la que nuestras miniaturas han trascendido su espacio y se convierten en tiempo puro, en combinaciones de notas, en melodías, poemas, disonancia, whatever. Pero simultáneamente es también recordar, es hacer asociaciones, es, al darle al botón de "Repeat", hacer un reenactment de lo que sentimos aquella vez (hace 5 segundos, hace 5 años...) y creer que sí, sigue ahí. Y mientras lo creamos, ahí seguirá.

Hay música que tiene estos sutiles asomos de grandiosidad instantánea, de saberse limitada en lo mayúsculo y trascendental en lo minúsculo, hecha por artistas sensibles a la naturaleza pasajera de la luz que tanto nos llena durante unos segundos que parecen ser eternos para luego desaparecer. Nos mantenemos bajo su sombra por días, semanas, años, y se va acumulando con otras, nuevas experiencias de los rayos de luz, la seguimos buscando y nunca nos detenemos, ni siquiera cuando a nuestro paso encontramos oscuridad. "Hay luz al final del túnel", decimos. Pero si ya la viste, no es necesario llegar hasta ese final para vivirla... pues ese final, en cambio, ya ha llegado a tí en el momento en el que tus ojos se posaron sobre ella.

"We Speak to the Revelator", de la banda neoyorkina The Atomic Bomb Audition, es un viaje lleno de alusiones post-apocalípticas que nos lleva de la mano por todo tipo de destrucciones y deconstrucciones que nos parecerían contrarias a lo que uno esperaría encontrar en plena luz. Un viaje lleno de dramatismo y explosiones sonoras que tienden a lo melancólico y pensativo - condiciones tan sólo necesarias para una vívida apreciación de lo luminoso, una luz que se asoma por los guitarrazos ambientales que se acercan y se alejan, palpitan como nosotros. Secciones de simples sonidos son interrumpidas con violencia por construcciones de nerviosa tensión que dejan ver la cruda esencia de la guitarra eléctrica amplificada: instantes, constantes, y ciclos que se repiten. La voz entra con delicadeza a la mitad de la canción, susurrando letras que tienen frases como "in the wake of the dead, I'll remember your name", evocando el final representado por una masa de guitarras sobre la cual sobresale una trágica melodía que es, a la vez, una sublime pre-resolución del apocalipsis en una forma en la que no hay más que cerrar los ojos, sonreír, y sentir la intensidad del mundo. La resolución viene en la forma de la rola hermana "You are the Sun & the Moon", una hermosa pieza de gamelán y electrónica que, inspirada en la espiritualidad oriental de aquél Bali de danzas de alabanza a la naturaleza y la profundidad del corazón humano (y la realeza, por supuesto), vuelca todas esas explosiones y toda esa intensidad al interior transmutándola en tranquilidad, en una meditación de minuto y medio que nos dice "contrólate, imbécil." Sólo puedo encontrar comparación con el sexo - furiosos momentos de 'decir' y 'hacer' que culminan no con un orgasmo sino con un sentido de pertenecer, de comunión interior, espiritual, con ella o él, ese otro ser humano con el que compartes algo muy pequeño, fragmentos de existencia, pero que ahí y en ese tiempo es todo lo que hay y habrá por siempre (aunque claro, si para ustedes el sexo es sólo eso, pues entonces pónganlo en términos de, no sé, comer una deliciosa versión de su platillo favorito y la sensación de que nunca volverán a probar algo igual). ¿Puede ser ese encuentro, esa culminación, esa meditación, la luz? No lo sé. Sólo creo que en este par de rolas está no sólo sugerida, sino también representada. We, my friends, we, my love, are the sun & the moon.


Time of Orchids, un también neoyorkino grupo de rock ahora disuelto, hizo sólo dos discos. El segundo y último, del 2007, contiene una rola especialmente interesante para este post que se titula "Darling Abandon". Es, creo, la mejor canción de amor de todos los tiempos, aunque no sea tanto de amor de lo que hable. No importa. El tono experimental que permea la producción del disco (Namesake Caution) y de esta rola es un tanto atonal, un tanto de ritmos extraños, fluctuantes, que despiertan un ánimo más o menos melancólico-sereno-profundamente feliz (en inglés, no en términos de happiness, sino en términos de bliss...): es el éxtasis frente a un misterio tan maravilloso como es otra persona, la realidad, nuestra cabeza, la naturaleza, lo que quieran amar. Hay algo místico en esta experiencia que tiene una vibra un tanto pop, melodiosa, tierna a pesar de ser también bastante cerebral. ¿Acaso no es eso también un asomo de luz? La rara concordancia entre corazón y cerebro produce instantes de grandeza, instantes en los que brillamos y parecemos despertar; nuestros ojos parecen iluminarse y los otros pueden perderse en nuestra mirada. "Darling abandon, your mystery knows no bounds", cantamos. Si bien con Portal sufrimos de miedo ante lo desconocido, aquí nos regocijamos ante él, porque es algo que sabemos en esencia humano, en principio también nuestro, y no ajeno. no tan diferente. El teclado pone un fondo de ensueños, una sensación de estar frente al mundo y volar; la explosión post-rockera del final es emocionante, es dulce y poderosa, nos lleva por los cielos hasta que llegamos a un frágil y arrollador solo de guitarra que vuelve a ponernos en aquél ánimo de instant-eternal bliss. Una canción de amor, en general, en teoría, es esto - amor a la vida, con todos sus personajes y cosas, toda su melancolía y toda su alegría, la coincidencia entre razón e intuición en forma de adrenalina, hormonas, pensamientos, visiones, vibraciones...

Un penúltimo ejemplo, más corto, lo prometo. Es "You Appearing", de M83. Yo sé que en este blog he mencionado a este señorito francés de manera negativa, pero esta rola es, en verdad, su momento heróico, ojalá y no el único que tenga. Con sólo tres líneas, dos siendo "It's your face /save me", una inspirada y casi ininteligible voz femenina canta agudamente sobre unas minimalistas líneas de piano y sonidos ambientales electrónicos, a veces intercedidas por un muy filtrado coro masculino que dice "Where are we going?". El conjunto resulta conmovedor, hipnotizante (al estilo de esa nueva y avant-garde banda indie llamada Asshole Hypnotist), y penetrante - el "it's your face" es sentido, el "save me" es profundo, uno te llena de vitalidad, el otro de empatía. Fragmentos de electrónica y de la voz se entretejen para dar lugar a un melódico trance de inspiración divina; no podemos realmente hablar de 'felicidad' tanto como de un instante de trascendencia positiva en el que la melancolía (un elemento, como ya se habrán dado cuenta, común a todas estas rolas) juega un papel clave como "potencializador", como posibilidad, como algo hecho de esperanza tanto como de tristeza, de nostalgia como apreciación del presente ("save me..." - hay algo de lo que no podemos salir nosotros mismos, hay algo que nos carcome y para lo que necesitamos ayuda de alguien más, de ese alguien que se aparece, de ese "you" que todos tenemos en la mente, en el corazón, en los genitales, yo qué sé, pero al cual extrañamos, sin el cual sufrimos, con el cual vivimos sin que tal vez se de cuenta. "save me..." - hay esperanza, esperanza de la buena y no de la dependiente, esperanza de la que uno siente al ver cómo alguien cambia, cómo un grupo supera una dificultad. "where are we going?" - hay un viaje con destino incierto, una mujer que canta [yo la imagino] con los ojos cerrados, viviendo ese "save me" y liberándose con un grito electrónico, preguntando no con desconfianza sino todo lo contrario. El destino es lo de menos, lo que importó era preguntar, es como cuando alguien te pregunta "¿eres feliz?", ese alguien espera una respuesta, pero lo que intenta es ver tu vida en sí, la respuesta, las palabras "sí" o "no" son tan sólo la forma de un gigantesco contenido fragmentario de historias, músicas, planes que aquella persona se dispone a interpretar...). Esta rola es pura luz, es pura chingonería que no se limita a la forma de la palabra 'felicidad'.

¡Último ejemplo! "Plume", de los Smashing Pumpkins, del disco Pisces Iscariot. ¿Se han encontrado alguna vez en uno de esos días soleados en los que reina la hueva y todo parece moverse más lento, pero todo es por alguna razón más chido que nada? Eso es esta rola. "Oh yeah, another day, oh yeah, what a waste", fácil podría pasar como uno de los grandes himnos de la juventud noventera. "What it is, it never was, I don't care, to give enough", Billy Corgan habla en nuestro nombre para dejar claro que es justo en esos días de calidez cuando más a gusto estamos con la vida - "my boredom has outshined the sun". A diferencia de las otras rolas, la luz no viene de fuera, no viene de la música en sí, viene de nosotros, de nuestro aburrimiento, hay más luz en él que en el sol de medio día. ¡Oh, gran revelación, creo yo! ¿No ha sido esto un puro ejercicio de imposición de ideas sobre música que posiblemente no tiene nada qué ver con ellas? ¿No es esto pura luz mía (luz de aburrimiento, nada menos) que brilla más que la de la música misma? Creo que la respuesta correcta es: "I don't care, or give a fuck". El razonamiento nos lleva a demasiadas complicaciones. Esta rola nos incita a dejar todo de lado, y dejar que nos lleve la corriente. ¿Qué tan mala puede ser, después de todo?

Bien, esto finaliza este debraye. La verdad me da hueva explorar lo de la mierda de en medio, y prefiero dejarlo así, con estos dos polos, y la mierda de en medio inferida al principio. Espero que disfruten de estos pequeños fragmentos tanto como yo o que al menos les sean 'agradables al oído' como dice un amigo, una buena forma de pasar el rato. La playlist iría en este orden:

1. Atomic Bomb Audition - We Speak To The Revelator
2. Atomic Bomb Audition - You Are The Sun & Moon
3. Time of Orchids - Darling Abandon
4. M83 - You Appearing
5. Smashing Pumpkins - Plume

En fin, ojalá y les haya gustado esta pequeña "serie" de dos posts. Como siempre, sus comentarios y objeciones son muy apreciados... ya saben que aquí en este blog es puro serious business. Les puse las rolas en un archivo ZIP:

Light me up...


Enjoy!

viernes, 12 de diciembre de 2008

EP's

En honor a los días sordos de la vida, estoy trabajando en una compilación de EP’s. La intención es, en primera instancia, ver que tanto he progresado en la búsqueda de bandas, así como si fuera un cabron caza talentos. Sé que se escucha bien tonto, pero la idea me emociona, al mismo tiempo que reconozco la falta de unos cuervos afuera de mi cuarto, lo digo por la cuestión de que los gallos están en crisis mentales. La segunda de mis intenciones, consiste en comenzar a escuchar cierto metal; ya no tanto de Estados Unidos o la parte occidental de Europa, sino de otros lugares cercanos y la vez distantes. Me gustaría que terminara siendo algo bizarro, algo cercano a un objeto definido sin llegar a serlo, en donde convivan un montón de cosas distintas unidas por algo en común.


Por el momento me siento satisfecho de las cosas encontradas. No tengo más que decir. Hasta el próximo post.