jueves, 9 de abril de 2009

Rock In Opposition


Vamos de la periferia hacia el centro: los 'distintos' primero y los 'principales' al último. No me refiero a esa cualidad en importancia ni nada así, sino más bien solamente de lo menos reconocido a lo más, del "alt" al "mainstream", por decirlo de una forma. Porque si bien el rock progresivo anglosajón tuvo un gran momento de gloria, hacia los años ochenta era un títere más del dinero de las disqueras; de despotricar como locos y poner al mundo del rock de cabeza, pasaron en ciertos casos a formular hitazos y singles de un pop en el que las tendencias a lo... chingón habían quedado en extremo reducidas (como Yes), y en otros a seguir haciendo lo mismo de siempre en circunstancias que ya los habían superado por completo (como Genesis). Por supuesto, la generalización es un tanto falsa, ya que grupos como King Crimson y Rush demuestran que el progre anglosajón siguió haciendo de las suyas durante un largo tiempo, pero a pesar de todo y su enorme influencia en bandas más actuales, el rock de este tipo era en realidad ya poco poderoso frente a la gigantesca oleada de estilos nuevos surgidos en los 80s.

Un momento que podría marcar el final de la gloria del rock progresivo es el principio de otra, igual de innovativa pero tal vez más violenta, la del festival de Rock In Opposition de 1978, en Londres. Los participantes, de cierta forma, llevaron las ideas del progresivo (progresibo) a sus últimas consecuencias; donde los grandes representantes como Jethro Tull y Yes involucionaron a cosas bastante terribles, estos desconocidos rechazados continuaron y alcanzaron con más fuerza el ideal de hacer del rock una especie de música "culta", ponerlo al tú por tú con el high art y decir "tú y yo somos iguales" en un entorno relativamente más contemporáneo que las excursiones de Gentle Giant al mundo de la polifonía medieval. Alguna vez leí alguna cosa que decía "la música de Univers Zéro es lo que hubiera hecho Béla Bartók si hubiera nacido 50 años después", or something like that. Si bien el krautrock estaba dirigido hacia el avant-garde alemán, muy tecnológico y empíricamente experimental (valga la redundancia), el RIO estaba informado por el modernismo desde Schoenberg en adelante - no más "Cans and Brahms" y covers de "Cuadros de una exposición". Aquí pura locura expresionista, aleatoria, folclorista, atonal, y en ocasiones dadaísta.

¿Cuál es la diferencia, entonces, con el progresivo? En términos prácticos, ninguna. Pero donde el progresivo se desvió del camino a causa de presiones por parte de la industria, el festival RIO siguó de frente sosteniendo ideales similares. El resultado es música en general difícil aunque a veces bastante accesible y divertida, modernista, complicada, y llena de detalles muy chidos de explorar.

Para este punto, se preguntarán entonces a qué chingados viene el "In Opposition". Es muy simple: la banda inglesa Henry Cow (entre cuyos miembros estaban Fred Frith y Chris Cutler, famosos luego por sí solos), después de unos pocos años de haberse formado y tocar juntos, no podían encontrar ninguna disquera que les quisiera publicar su trabajo. En una rabieta muy provechosa, decidieron formar este 'frente' nuevo bajo la frase "The music the record companies don't want you to hear."; o sea, música rara y tal vez no apta para todo mundo. Si al progresivo le había costado trabajo establecerse, con todo y sus fuertes declaraciones melódicas y "accesibles", imagínense a estos cuates que hacían música todavía más complicada sin miedo alguno al rechazo. Este nuevo Salón de los Rechazados se inauguró con una exposición brillante que tuvo como protagonistas a cinco futuros gigantes provenientes de diversos lugares de Europa: Univers Zéro, de Bélgica, Etron Fou Leloublan, de Francia, Henry Cow, de Inglaterra, Stormy Six, de Italia, y Sammla Mammas Manna, de Suecia. Los defensores del progresivo anglosajón, a principios de la década tan animados y arrogantes como para bautizar derogativamente al progresivo alemán, no pudieron decir palabra ante el "internacionalismo" del RIO y su surgimiento preciso en los inicios de la precipitada decadencia del género. O peor aún, ya habían cambiado de bando y se inclinaban al punk y al heavy metal, los grandes némesis (pero más el primero) del progresivo.

El festival RIO continúa cada año hasta nuestros días, y numerosos grupos se han adjudicado o unido a la tradición establecida en 1978, una tradición bastante efectiva, pues hasta la fecha ninguna de esas bandas ha pasado al mainstream o al consciente colectivo de la misma forma que las más icónicas del progresivo anglosajón. De cierta manera, siguen estando en oposición, y tal vez sigue siendo justo el slogan fundacional, aunque es probable que con la caída final de las disqueras pasen a formar parte del nuevo mundo como iguales ante la siguiente Hannah Montana, las bandas de metal vikingo, y qué sé yo. Ya veremos. En todo caso, es importante mencionar que el festival, después de un éxito moderado que le otorgó reconocimiento en varias partes del mundo, se convirtió en una especie de organización dedicada a la promoción y publicación del trabajo de estos artistas. Hacia finales de 1978 las cinco bandas se reunieron para decidir qué hacer en el futuro, y parte de los planes fue abrir el RIO a nuevos participantes bajo tres principios directores: que la nueva banda en cuestión fuera técnicamente proficiente y se apegara a la "excelencia musical" (característica evaluada por el colectivo, claro, haha); que trabajara fuera de la industria; y finalmente que tuvieran un "compromiso social con el Rock" (así, con mayúscula). Los únicos nuevos integrantes hacia 1979 fueron Art Zoyd, de Francia, Aksak Maboul, de Bélgica, y Art Bears, de Inglaterra. En realidad Art Bears es Henry Cow reformado y reformulado, por lo que a veces pienso que no cuenta, pero no importa.

Al final, creo que el RIO es la única corriente de la familia progresiva que le sigue siendo fiel a los principios establecidos por los críticos de los 70s a raíz de King Crimson y compañía, que, aunque no sea un género como su madre/padre ni una coyuntura como el kraut, ciertamente es un ideal que hace concretos todos los objetivos de los modernistas populares en música, desde Ornette Coleman hasta The Velvet Underground, ayudado de toda la magnificencia del rock progresivo.

Pero bueno, pasemos a lo importante: ¡discos y más discos!

Primero, las originales. (Nota importante, la password de decompresión de los archivos a partir del de Univers Zéro hasta Samla Mammas Manna es hiskilla.blogspot.com)

Henry Cow - Western Culture (1979) [No es el primer disco de ellos, por supuesto, pero es sin duda el mejor ejemplo de su trabajo en torno a la idea de combinar composiciones modernas con tintes de jazz en forma de canciones de rock. Empujaban sus instrumentos al límite, como todos los modernistas, y a veces es necesario olvidarse de los roles de cada uno en una banda para apreciar a qué lugares pueden llegar. Este disco es fuckin' heavy y grandioso en formas en las que ningún grupo de progresivo pudo alcanzar, tal vez porque se interesaban demasiado en el público. No sé, dénle un rol y a ver qué piensan.]

Univers Zéro - Heresie (1979) [El segundo disco de esta gran banda belga; hallamos aquí expresionismo puro, obscuro, delirante y atemorizante. Es como una amenaza desde las profundidades de algún pinche lugar bien lúgubre, con tensiones constantes basadas en atonalidad y pasajes que parecerían sacados de una ópera perdida de Alban Berg. Si bajan un disco de este post, que sea éste, manos. You're gonna shit your pants. Lo padre es también su uso de electrónica en maneras que preceden directamente a la escena gótica y doom, así como las voces monstruosas que después serían usadas en el heavy metal.]

Etron Fou Leloublan - Les Poumons Gonflés (1982) [Unos de nuestros semi-dadaístas. Aquí la voz sí tiene un papel más típico, aunque la música en sí es como un carnaval, y como tal, es un portal hacia lo inusual, lo extraño, lo atípico, lo circunstancialmente único que rompe las reglas del juego. El juego de la vida, hahahaha. Parte de la instrumentación es un saxofón que se encarga de hacer muy sexy el asunto de lo atonal y los ritmos complejos. Parece que las letras son puras pendejadas de las buenas, aunque como están en franchute pues todavía no me meto mucho con ellas. De todas maneras el cantante le tira a lo punk y a veces gruñe como Tom Waits si fuera gay/francés. Burlas, juegos, diversión extrema y excelente música. ¿Qué más podría pedir?]

Stormy Six - Cliché (1976) + Pinoccio Bazaar. Parte 1 y Parte 2 [¡Nuestros invitados italianos! Combinando el folklor italiano con composición moderna, estos vatos tienden un puente muy distinto al hecho por Genesis o Gentle Giant, pues, como muchos de los modernistas, se dedican a crear folklor nuevo. Es decir, no citan ni aluden, sino recrean y recontextualizan usando instrumentos nuevos, técnicas nuevas, y demás. Es uno de los lados más o menos amables del RIO, y algunas personas incluso afirman que de las cinco bandas originales es la menos confrontacional. Tal vez, aunque no lo creo, precisamente por sus ligas con el modernismo en cuanto al folklor, y además porque nadie estaba haciendo lo que ellos estaban haciendo. Sus contemporáneos compatriotas en el rock progresivo eran dados a cosas más parecidas a Genesis que otra cosa... hmm... tal vez podamos ver el progre italiano en algún momento.]

Sammla Mammas Manna - Måltid (1973). Parte 1 y Parte 2. [Suecia al rescate, mah niggaz. Les puse este disco que precede significativamente al festival de RIO por la simple razón de que me encanta; tiene mucho todavía de progresivo anglosajón, aunque ya se nota la tendencia a la deconstrucción en varias de las rolas. Insertaron sus influencias folklóricas sin pedo alguno (aunque sin crearlo), pero algo que los hace muy RIO es su exploración de las posibilidades de sonido de una banda: de repente cantan como loquitos en tono de burla (me recuerda a Zappa), de repente truenan los dientes con la lengua, de repente le suben a todo lo que da al teclado de tal forma que parece que se va a reventar la nota por el pinche feedback... cosas por el estilo que no se hallan en las demás bandas de progresiBo, o en el kraut, pa'l caso. Y hablando de kraut, se ve que estos señoritos escucharon bastante, porque ya desde aquí se nota una inclinación al jam y al debraye psicodélico. Una gran banda, sin duda.]

Y ahora unas cuantas muestras de música que posteriormente se alinearía con el concepto de Rock In Opposition:

Art Zoyd - Les Espaces Inquiets (1983). [Stravinsky antes de que se hiciera neoclásico, tape loops, diseños minimalistas de órgano, soundtracks de películas póstumos (hicieron uno para Metropolis, y luego una para Nosferatu), música de cámara para guitarra eléctrica, bajo, piano, trompetas, violín pasado por filtros eléctricos... en pocas palabras, grandilocuentes exposiciones de música contemporánea hechas "rock". 'Nuff said.]

Thinking Plague - In Extremis (1998) [Música compleja y depresiva, sólo que, siendo ya de 1998, tiene algo de math rock y ambient, pero conserva los elementos atonales y rítmicos del RIO más modernista. Además, con una vocalista femenina las cosas se ponen muy interesantes. This shit is heavy, man, heavily awesome. El principio del disco, "Dead Silence", es para mí algo así como un clásico de estas madres, so go get it!]

Guapo - Elixirs (2008) [Este disco es grande como una tortuga australiana. Alimentado de bandas como la legendaria Magma (estoy ya cansado como para seguir con Magma, pero se las recomiendo muchísimo, eran como los niños raritos de la escena del rock progresivo, salidos de Francia y haciendo lo que el RIO haría años más tarde, nadie los quería, y no fue sino hasta los 80s que encontraron un lugar para sus bizarradas (Chris Vander, genio detrás de la banda, inventó un pinche lenguaje completo llamado Kobaian para usar en su música... lenguaje que luego la también legendaria Ruins, del New Japan, usaría) se alinearon con dicho festival), esta banda hace música obscura para meditar sobre el mundo y verlo de manera mística, abrazando el misterio del universo a través de literales rayones de violín y motivos atonal y exóticamente modernistas. Es como si hubieran puesto a Lou Harrison a escribirles sus rolas, o algo así bien chingón y proto-hippie. Y, a diferencia del resto del RIO, suenan a algo más nuevo al mismo tiempo que siguen sonando a cosas viejas. Es, en corto, AWESOME.]

Pues bueno. Después de otro post super épico, no hay mucho más qué decir... empezando porque estoy cansado y shit, hahaha. Ya que he convertido esto en una serie, planeo hacer dos revisiones generales más y dejar esto de los géneros-coyunturas-ideas de lado y regresar al viejo formato del disquito o las mamadas que se me ocurren en el baño y que es necesario debrayar. El siguiente voy a terminar con esto de los "outsiders" al progre anglosajón, revisando un poco del italiano, algo del mexicano, y les voy a investigar a ver qué estaba pasando en oriente al mismo tiempo. Hecho eso, finalizaré revisando el anglosajón itself, aunque creo que después de los detalles dados aquí y en el otro post más lo que ustedes ya conocían supongo que podré dejar el post cortito y ponerles discos para más fun times. Espero que les esté gustando y que estén disfrutando esta música tanto como yo. Olviden los 60s, los 70s rockearon como nada en este mundo y hoy seguimos viendo sus consecuencias e influencias por todos lados. Hay mucho qué sacarle, and I love it.

Ah, y algo importante: esta música se presta para que la gente pretenciosa como yo diga muchas pendejadas. No caigan en la trampa; sí, es música difícil, pero allá afuera hay cosas todavía más complejas, y no porque sean complejas son buenas o nos hacen más inteligentes o whatever. Mozart es relativamente simple y ese sí está demostrado que te mejora el IQ durante no sé cuántos minutos. Creo que no podemos decir lo mismo de, no sé, Luigi Nono. Así que si alguien le sube de huevos con su musiquita, díganle eso, y afirmen con seguirdad que los Backstreet Boys van a ser más recordados que Art Bears. Hail Satan.



sábado, 4 de abril de 2009

Kurt Cobain 1967-1994

Lo que me impulsa a escribir estas breves líneas es la muerte del amigo Kurt Cobain. No me interesa para nada meterme en la parafernalia de si lo mato su novia o se termino por suicidar (que la segunda opción me parece más lógica) por arma de fuego. También habrá los colegas que en cuanto vean este post digan lo siguiente: “eso ya está bien repetido, lo de hoy es la música fresa y las armas de destrucción masiva”, “no mamen, ya déjenlo morir”, “otro pinche post del güero ese” o “lo mejor es decir que eso es una pendejada para luego pararme el culo con alguna mierda sacada del culo”. Si alguien no le parece lo que escribo nos podemos citar en el castillo de Chapultepec y rompernos gustosamente la madre, ¿no?


Lo que en realidad me emociona mucho es el hecho de recordar cómo funciono mi vida cerca de eso llamado Nirvana, en aquellas épocas de gloria, en donde me encerraba en mi cuarto para estar triste y que nadie lo supiera, pero al mismo tiempo escuchar algo con lo cual me identificaba profundamente, entre otras cosas. En algún sentido creo en la música como un elemento en donde terminas refugiándote por diversos motivos; es un ámbito en el cual te puedes ver reflejado y por tal situación, regresas continuamente. Es simplemente un lugar donde te sientas (como en la primaria) para comerte tu “lunch”, es a donde vas para cuando requieres pensar, reflexionar o ponerte a llorar... Es es donde habitas.


Recuerdo la ocasión cuando rompí unos pantalones (siguiendo a los mensos de Nirvana) de mezclilla, de color azul y en buen estado, todo para que no me quedaran bien los cortes y ya no los pudiera utilizar ni para ropa de espantapájaros; los cortes fueron muy grandes y simplemente podía meter el pie por cualquier agujero, entonces quedaron muy ridículos. Por algún tiempo los escondí (los pantalones) para que nadie se diera cuenta de la hazaña y no sufrir la represión. Y cómo olvidar el póster de más de un metro de grande de Kurt Cobain (ya está en la basura) y que adorno por años las complejas paredes de mi cuarto.


Recuerdo muy claramente que hace algunos años, me sentía muy triste y no me daba cuenta muy bien de los motivos; fue muy tenue al principio y después se agudizo: al grado en que casi todos los días de la semana me sentía anímicamente muy fatalista, sin ganas de hacer nada, creía verdaderamente que nada valía la pena y ese tipo de cosas que no me gusta recordar, sólo para saber que nunca quiero regresar a esos pasos. La cuestión es que como a nadie se lo platicaba, pues necesitaba un medio de escape, siendo el primero ponerme a escribir unos poemitas y el segundo escuchando música, aquella con la que me sentía identificado, con la que digamos que podía contar. Muchas de las letras de Nirvana y su rebeldía en el escenario terminaron por ganarme, y no precisamente como fan, en realidad aún hoy no me considero fan, sino que me adoptaron como algo más que eso. Finalmente son una especie de inspiración y de desahogo: en cuanto escuchaba sus canciones yo sabia que eran destructivas, tristes y dolorosas, que me permitían explorar esas formas y sacar lo malo de mí para luego estar más tranquilo. Fue una forma de estar despierto escuchando y después quedar dormido cerca del sonido, como si algo te durmiera ligeramente el cuerpo y alejara por algunos momentos el dolor. Cuando miro atrás y busco en Nirvana elementos de mí persona, los encuentro y me da gusto saber que están ahí, que se quedaron justo en ese lugar plasmados, son una forma de memoria, una manera de recordarme a mí mismo. Son un pedazo de una etapa de mi vida; una de las más difíciles, en donde cometí muchas tonterías y estuve cerca de caerme para seguramente no levantarme nunca más. Gracias por esas tardes de brincos y rebeldía Kurt, donde quiera que te encuentres, maestro.