sábado, 16 de agosto de 2008

Kill Your Idols


El otro día en conversación con doña Pozo me pasó algo gracioso. Me retó (cough cough) a identificar una canción, y obviamente fallé el reto. No se qué canción era, pero luego me dijo "Es de The Doors", y cuando le dije "No me gusta The Doors", se sacó de onda muy cagado. "Ay ¿qué pedo con tus gustos?" me reclamó. No sé, amiga, lo siento, pero bueno, ya pasada la risa me puse a pensar sobre qué tan condicionados están nuestros gustos (andaba en el metro, y aún afuera de él, le dedico mi pensamiento a muchas pendejadas... como ¿por qué chingados no se muere Paul Newman ya? hmph, I can't fucking sleep, mates). Es razonable pensar que están por entero condicionados, por factores múltiples que van desde lo que escuchaste de niño hasta cómo te sientes el día de hoy. El factor que me interesa, sin embargo, es externo, en términos de algo así como "herencia cultural". Todo mundo dice que los Rolling Stones son chidos, pero realmente ¿quién se pone a escucharlos con atención? Creo que ya no mucha gente, o al menos, nadie de nuestra generación. Muchas de las bandas que se ganaron una considerable reputación en su tiempo siguen conservándola, y a los ‘chavos de hoy’ como nosotros no nos interesa cuestionarla, más bien dedicándonos a venerarla y continuar con su existencia.

Entre muchos de nosotros, escuchar a los Doors al menos una vez en la vida es prácticamente imperativo, casi tanto como gustar de ellos. Un ejemplo más fuerte: Led Zeppelin. Pero "The End" tambalea, con su miedo al caos cae fácilmente en el terreno de las "buenas impresiones" que hoy en día ya suenan a añoranzas hippies de un oriente exotizado, a sueños de escapatoria incumplida que no nos corresponden, y con mucha razón. "Dazed and Confused", en cambio, se establece sobre un sentimiento de violencia, desamparo (en blues), y desenfreno, una promesa de vida mucho más cercana a nuestra locura urbana contemporánea. Una comparación interna entre ambas es inútil porque no se parecen en nada, pero creo que mi punto puede sostenerse: "People Are Strange" responde a una necesidad totalmente contraria a la de "The End", y en ese acercamiento a 'lo real' lo más coherente es la prudencia melancólica de un observador que con tristeza se proyecta (casi que por vez primera) hacia la sociedad en la que está inmerso, con la cual no se identifica, y por supuesto, de la que se siente alienado.

Get the fucking handkerchiefs, we got ourselves a whiner.

Fuera de pedo (o en él, como vean), las letras y la descripción dejan de ser tan efectivas cuando escuchamos la estúpida rola. The Doors decidieron... parecerse a los Beatles en espíritu. Pero para estos tiempos el enorme fenómeno de la british invasion ya empezaba a apestar menos, en otras palabras, comenzaba a tomar rumbos más interesantes (pero sin ser interesantes, anyway... sí, soy como un niño pequeño, los odio a todos). De tal forma, "People Are Strange" se derrota a sí misma en su visión pop arraigada en melodías pegajosas y coros simples; una visión pop que los mismos bitles empezarían a “superar” por ahí de 1968, un año después de la publicación de "People Are Strange". Si los Doors fueran tan chingones como la gente dice, creo que hubieran podido superar una visión tal con anterioridad, sobre todo teniendo en cuenta su pasado hippy más psicodélico y original que las vomitadas que los Beatles venían reproduciendo desde una década atrás. Esto es, hablando en términos de esos años. Yo no sé cómo carajos no aprendieron, como Jimi Hendrix, los Rolling Stones y luego Zeppelin, la lección del blues, siendo que pertenecen a más o menos los mismos años. No puedes hacer una canción de pop verdaderamente triste sin acudir a algo del blues, sin hacerla rock primero. ¿Qué esperaba The Doors con una canción como “People Are Strange”? En su momento tal vez fue efectiva, pero con una óptica diferente parece revelarse como un intento fútil. Solamente me hace pensar en que, a final de cuentas, The Doors sólo estaba ahí por el dinero, la fama y la gloria, y no más (¡Vamos a hacer una canción que todo mundo pueda cantar, venga, jóvenes desplazados!). Jim Morrison el gran poeta mis huevos en salsita roja picosita.

En términos de hoy, podemos hacer otra comparación más o menos inútil. "Since I've Been Loving You", de Led Zeppelin, está cargada de intensidad y sufrimiento dados no sólo por la quebrada voz de Jimmy Page (llora, llora conmigo, idiota, nos dice), sino por el gran balance que existe entre instrumentos; la guitarra es doliente y melancólica con apoyo de un teclado que hace del blues algo suyo al tranquilo, introvertido ritmo de la batería. I'm about to lose my mind, señores, I'm about to lose, y la guitarra da rienda suelta a la emotividad de una angustiosa existencia. Siete minutos y medio de confrontación con una realidad que se hace exponencialmente más fuerte que la de "People Are Strange" sólo porque el "actor" es parte de ella. Es una realidad que lo consume, no una que lo aleja lo suficiente como para reflexionar lo malo que es que nadie recuerde tu nombre; eso no importa, estás aquí, estás de la verga, y no hay mucho por hacer. Es una experiencia mucho más vital y, como ya he dicho, cercana a nuestros días.


“Oye imbécil”, pueden decir, “pero los Doors fueron importantes para su tiempo”. Tal vez, pero el tema es por qué chingados son importantes para nuestro tiempo. No tendrían por qué serlo. Realmente se quedaron cortos en sus propuestas, prefiriendo el mainstream (en ese entonces sí existía, y básicamente tenía un representante… los bitles) a la experimentación que se les adjudica en ocasiones. En ese aspecto fueron superados por sus congéneres de Grateful Dead. En el aspecto de abordar el mainstream, la verdad es que éste tenía mucho mejores representantes que los Doors, como el mismo Hendrix y los hippies tipo Janis Joplin (y si quieren, en términos de influencia, los mismos Beatles). Ah, pero Jim Morrison llega y se muere. La clave está en que el idiota se muere estando bajo el lente de los medios, después de sus rolas one-hit como “Light My Fire” y “People Are Strange”, inmortalizadas thereafter.


Aunque no lo crean, no se me ha olvidado el propósito original del post. Todo ese choro fue parte de decirles que, de alguna forma, los Doors llegaron con gran fuerza hasta nuestras conciencias y los seguimos escuchando sin haberlos reevaluado, resultando en que a mucha gente y sus abuelas les gusta, así en general, The Doors, llegando al punto en el que alguien se sacó de onda cuando le dije que a mí no. También, supongo, es una cuestión de coherencia. The Doors eran una de las alternativas a The Beatles (al final, vaya alternativa), aprobados y posteriormente santificados por la cultura inconforme con las desgracias de ese pop ya devaluado (¿The Turtles? For fuck’s sake) y dedicado a los singles (¿pero con qué recordamos a los Doors? No es con sus discos…). La cultura de la gente de nuestra edad se preconcibe como inconforme, en vista de lo que se supone “alternativo”, y en ese sentido es bastante lógica la expectativa de que a todos nos gusten los Doors, íconos de una falsa inteligencia que se auto-asume como connosieur cuando se tiene una vaga idea de qué fue bueno (asociado a lo alternativo) y qué fue malo (al mainstream) cuando nuestros jefes todavía se metían químicos en la sangre. Hay, creo, también un problema que se relaciona con aquellos tiempos; en un principio bandas como Zeppelin no tienen mucho éxito, son rechazadas, es un “underground” no deseado por su intensidad negativa, sus bad vibes, man. El rock progresivo apenas empezaba: de todas formas King Crimson era demasiado cerebral, Pink Floyd demasiado volcado a la enajenación, y no mucha gente estaba consciente de sus apariciones: la cultura alternativa necesitaba bandas accesibles, agradables (de un determinado mainstream). Con todos los héroes hippies prominentes muertos para 1970, más o menos, no había mucho a dónde mirar para encontrar opciones diferentes. Además, esos héroes en verdad pueden contarse con las manos. The Doors se encontraba entre los grupos disponibles que fácilmente podían entrar en la nueva dinámica de buscar en el pasado inmediato algo que pudiera redimir a la gente del otro mainstream, el de los Beatles; lo and behold, pronto son hechos estatua.


Y como estatua se nos ha heredado. The Doors no son tan buenos, neta, hay grupos mejores que son de más o menos el mismo tiempo. Creo que fueron un recurso, representaron una cierta idea en un momento específico y luego no se les dejó ir en paz. Es tan fuerte esta herencia que es casi obligatorio que nos guste su música. No todo en la historia es memorable, y a veces la memorabilidad de ciertas cosas se nota artificial después de tiempo. Si se fijan, los Doors no tuvieron repercusiones mayores; prácticamente nadie se dice inspirado por ellos, nadie copia su estilo simplemente porque no tienen estilo. Aunque me choquen, los Beatles sí lo tienen, sí influenciaron a… bueno, a todo mundo, el rock progresivo hizo boom en los 70’s y sigo oyendo la introducción de guitarra de “Close to the Edge” de Yes en las formas de múltiples bandas de math-rock, Led Zeppelin se convirtió en un fenómeno por sí mismo, la psicodelia se dejó de exotismos baratos y se hizo auto-consciente, y yo qué sé.


El gusto, a diferencia de esa psicodelia, muchas veces no es consciente. Nos dejamos llevar por herencias, modas, reseñas, word-of-mouth, presión social y demás. Si bien creo que el caso de Led Zeppelin es más justificable, es igual de cuestionable, pero eso es algo que yo ya no soy capaz de hacer; soy persona de peces pequeños. A veces, sólo a veces, creo que es mejor aproximarnos a la música del pasado por cuenta propia, y no por fuerza hereditaria. Puedo leer acerca de Jethro Tull y decir “bien, escucharé algo”, lo cual probablemente sea mejor que, como creo que ocurre muchas veces, saber que existe Jethro Tull por injerencia familiar o como sea, saber que son buenos y que me gusten simplemente porque son Jethro Tull y nunca preguntarme “bueno, y ¿por qué?”. El consejo de Sonic Youth es sano: kill your idols. Pensando en qué “grandes” bandas me gustan porque me tienen que gustar concluí que tengo bastantes, aunque las he empezado a matar ya, la primera siendo los Red Hot Chilli Peppers, la segunda siendo Sigur Rós. De los Foo Fighters sólo me gustan dos canciones. De Mr. Bungle sólo me gustan como cinco. ¿Pink Floyd? No fucking thanks, me quedo solamente con Piper at the Gates of Dawn. Metallica apesta, y lo saben todos los que leen estas palabras… lo saben en el fondo de sus corazoncitos de gelatina de pollo. I know you do. Ahora bien, si todas esas bandas que a “todo mundo” le gustan son apreciadas por ustedes de una forma que vaya más allá de la inconsciencia, pues mis respetos, con ustedes no me estoy metiendo. Caso ejemplar: a esa amiga le encanta Michael Jackson, pero le encanta todo, es fan, y ser fan es muy respetable porque implica conocimiento de causa, haber escuchado hasta lo peor y decir “bueno”, implica un gusto que no es hereditario. No creo que pueda decir lo mismo de ella en cuanto a Los Puertas, pero tampoco creo que le interese lo que tenga que decir acerca de eso, porque es una persona normal. En todo caso termina siendo bastante interesante el hecho de que tengamos gustos que no pensamos y que ni siquiera son parte de una mecánica que vivamos hoy, sino que son parte de algo que se vivió hace ya mucho tiempo y que se nos comunicó indirectamente.


¿Qué piensan ustedes? ¿Tienen bandas qué sacrificar al dios de los discos? ¿O The Doors sí son buenos y se las pelo? Let me know!

2 comentarios:

Otis dijo...

Todos esos pedos sin bien dificiles, yo lo unico que hago es jalarme las greñas y decir: vale verga, vale verga los Doors, siento que los tengo que escuchar pero no siento que nada me conecte con los weyes, solo me late algunas fotos del Jim Morrison. En fin es para pensarme más a detalle el pedo. Pensare y te dire...

· dijo...

"Y como estatua se nos ha heredado. The Doors no son tan buenos, neta, hay grupos mejores que son de más o menos el mismo tiempo. Creo que fueron un recurso, representaron una cierta idea en un momento específico y luego no se les dejó ir en paz."

Y todo porque el Jim se murió joven y como apuntaste, con la lente de los medios encima.

Yo anduve unos años con una chica que si era fan de los Doors y por consecuencia los escuché hasta el hartazgo, hasta casi odiarlos... al grado que ni en pedo pongo un disco de los Doors a la fecha, jajajajaja, y eso que me pasaban, aunque bueno... solo el primer disco no tiene desperdicio... los demás eran 3 rolitas buenas y relleno (en el caso del Soft Parade apenas una rola la libra).

¿De los idolos que van a la hoguera?
Pues está cabrón, creo que mas bien desplacé varias ondas que solía escuchar seguido por cosas que me resultan mas complejas, intensas o profundas.

y con respecto a darse el chapuzón al rock de atrás del 75 (lo que a mi gusto es la mejor epoca del rock), pues no hay que confiarse de opiniones, o al menos no mucho y a escuchar y escuchar sin prejuicios ni espectativas...

un saludo!