domingo, 28 de diciembre de 2008

Top Shit

¿Por qué tenemos esa necesidad de reducir todo a listas? Ni siquiera en medios más o menos institucionales como las revistas de música o los sitios de internet es tan comprensible - ¿qué chingados puede saber un bonche de 40 personas acerca de todo un año de experiencias de miles de otras? ¿Por qué tratar a un arte como si fuera algo medible más allá de su calidad compositiva? Porque si fueramos totalmente objetivos, todos los discos del año constarían casi únicamente de variantes del jazz. Ningún historiador del arte está haciendo sus listas de "cuadros del año", "danza del año", etc., y los intentos de una revista como Wire de incluir música experimental y música clásica-contemporánea (soporten la paradoja, manos, si yo puedo ustedes también) en su lista de este ciclo 2008 (ahí andan Philip Jeck y Robert Ashley, nada más y nada menos, junto a porquerías de otro nivel como Vampire Weekend) es tan sólo una muestra de sus pretensiones por abarcar TODA la música, en vano, y sin sentido. Lo único que logran es destruir cualquier integridad que aquellos discos tuvieran para un lector/escucha cuyo primer acercamiento es, algo desafortunadamente, una lista jerárquica. Lo único que logran es, pues, minar la vieja (pero buena) noción de arte no como un producto, sino como algo logrado en términos singulares de naturaleza tanto física como ideal. Cuando explote la mina y nos encontremos sumergidos en mediocres productos musicales porque no pudimos ver más allá de una vacua jerarquía, será el día en que todos los críticos (yo espero) den un paso adelante y dejen de hacer "consumer advice". A pesar de que a muchos no les guste, Lester Bangs sigue siendo una figura clave en el periodismo de la música popular porque se resistió a la visión de la misma como producto creado para el entretenimiento de las masas, y la vió como arte.

Por supuesto, es un problema del lado de "los que hablan sobre las obras de arte" más que del lado de quienes las crean, aunque la filtración se nota en mierdas kitsch como el disco de electrónica del año para la gente de Popmatters.com, Feed The Animals, de Girl Talk. Como me interesé y lo escuché, les ahorraré el sufrimiento: básicamente es un DJ que mezcla canciones de géneros diversos en una sola rola... y ya. No hay más. Las canciones son en general las que pasan en el radio, you know, las que todos conocen. Me pregunto qué relevancia tendrá esto en diez años, cuando esas canciones sean sólo recuerdo de los que comprarán NOW edición número 2389024389, y peor tantito, todas ellas mezcladas en un disco de rolas sobre rolas. Es un muy posmoderno manifiesto de auto-referencia que, al menos a mí, me lleva a concordar con los cuates de Portishead cuando hablaron en contra del Pro Tools y otras herramientas que los no-músicos usan para hacer música, cuyo potencial y máxima realización está en el chavo de Girl Talk, y que vemos comúnmente en el noise y la electrónica. Pero todo esto está ya muy bien gracias y usted, y mi punto es que el chavo de Girl Talk halla su clímax en 'hits de radio', y ¿quién, si no los críticos, definen muchos de los 'hits de radio'? ¿quién, si no los críticos, les dicen a las bandas cómo operar y cómo corregir sus 'errores'? Los compositores como Philip Jeck y Robert Ashely (sobre todo Ashley, quien tiene una gran talla en el mundo de lo clásico-contemporáneo) seguramente pondrán poca atención y poca importancia sobre su inclusión en la lista de Wire, así como en sus críticas, ya que para ellos es probable que tenga más peso el mundo académico que el popular. En cambio, puedo decir con certeza que bandas como Vampire Weekend pondrán ese tipo de 'elogio' en su Myspace - en el mundo de lo popular, es un hecho importante, algo que les da prestigio.

Y tal vez ahí esté la clave: en el prestigio está implícita la jerarquía. Ahora bien, nos encontramos ante lo que parecería ser un callejón sin salida, porque si pensamos en términos de gusto, también constituimos una jerarquía. Igual si pensamos en ideas, porque hay ideas malas ("oye vato tengo una idea, vamos a usar un PUTO ACORDEÓN en nuestra banda de post-rock para sonar como Yann Tiersen!!!!") e ideas buenas (una banda de hipster cred como Los Campesinos! haciendo una rola que se llama "My Year In Lists" y otra "Knee Deep in ATP"... qué, yo me reí, putos). ¿Qué hacer? Creo que por lo pronto lo más que podemos hacer es promover un cambio en la intención de la creación de listas. Lo más sano es empezar por la frase que un cuate en last.fm puso en su descripción, y que encuentro honesta e interesante: "I care about music. Not about the hipster status of it." Que nos importe la música, y no el nombre que está sobre ella. Porque si le damos primacía al nombre, acabamos con listas en las que lo mejor del año es Radiohead, Coldplay, Girl Talk... (y sí, los estoy echando en la misma bolsa). Si nos importa la música, si la intención es compartir y decir "wow, esto es grande", entonces la jerarquía desaparece, porque no interesa saber si x es mejor que y, sólo que ese gran cúmulo de discos y nombres son potencialmente trascendentales, y si no, por lo menos interesantes, destacables. Y no sobre otras cosas, sino añadidas a ellas, en todo caso a pesar de ellas (es bien sabido que nunca nadie tendrá la misma lista de "top 10" que su vecino...).

Bien, intentando poner en práctica lo dicho, he aquí unos cuantos discos que salieron este año que creo que podrían ser chingones para ustedes, porque lo fueron para mí. Son diez, y son grandes como Melvin de los Choco Krispis. También, no es de mi interés volver popular lo clásico contemporáneo, porque no lo es. Nadie en su sano juicio va a poner una pieza de Robert Ashley en el radio popular, así que no hay razón para ponerlo en la misma categoría (aunque nadie pondría Kayo Dot tampoco...). Para esos lanzamientos, tal vez podamos hacer otra lista, pero por lo pronto esos discos quedarán obviados de la que sigue.

- Kayo Dot - Blue Lambency Downwards
- The Samuel Jackson Five - Goodbye Melody Mountain
- Opeth - Watershed
- Grails - Doomsdayer's Holiday
- Los Campesinos! - Hold On Now, Youngster
- Earth - The Bees Made Honey In The Lion's Skull
- Clark - Turning Dragon
- Erykah Badu - New Amerykah Pt 1: 4th World War
- The Mars Volta - Bedlam In Goliath
- PAS/CAL - I Was Raised on Matthew, Mark, Luke & Laura

Algunos ya los conocen, otros tal vez no, pero cualquier problema o si no los encuentran ya saben, sólo pídanmelos y yo se los paso. Hay más rock que otra cosa; ya saben a lo que le tiro. De todas maneras Clark es el puro poder electrónico del dance floor y Erykah Badu tiene la voz más sensual del universo del hip-hop/acid jazz/funk/R&B/whatever. La verdad es que la lista se quedó corta, y podría poner bastantes más. Fuck it, por qué no.

- Gifts From Enola/You.may.die.in.the.desert - Harmonic Motion Vol. 1
- Harvey Milk - Life... The Best Game In Town
- Helms Alee - Night Terror
- LITE - Phantasia
- Motion Turns It On - Live at the Southpaw
- Youthmovies - Good Nature
- An Albatross - Family Album
- Presto Ballet - The Lost Art of Time Travel
- Phantom Orchard - Orra
- Lost Reverie - Desiderata
- Gojira - The Way of All Flesh
- D.F.A. - 4th (¿gente haciendo jazz-rock a estas alturas? NO PUEDE SER! NOOOOO!)
- CSS - Donkey
- Atlas Sound - Let The Blind Lead Those Who Can See But Cannot Feel
- Bass Communion - Pacific Codex
- Raglani - Of Sirens Born
- Torche - Meanderthal
- Esbjörn Svensson Trio - Leucocyte
- Zakarya - The True Story Concerning Martin Behaim (este disco está cabrón, por cierto)
- Venetian Snares - Detrimentalist

Y ya n o sé que más, hahaha. Salieron miles de discos este año y muchísimos de ellos son grandiosos. Estos, creo yo, fueron parte de eso, y si pueden checarlos, estaría chido, porque estoy seguro que se quedan con al menos uno, y eso ya es mucho. ¿Escuchar un año entero? Fucking imposible. Recrearse y alegrarse en la inspiración y fuerza de algunas bandas que nos impresionan y nos gustan, eso es más saludable y lo que es más, alcanzable. Por lo pronto, poco a poco me voy comprando todos los discos arriba mencionados, y cuando los tenga todos, bueno, cuando los tenga todos ya será fin de año 2009 y será otra cosa. Bueno, podemos soñar, si no para qué carajos están todas esas listas y todos esos recuerdos y experiencias reducidos a una línea, ¿no?

martes, 23 de diciembre de 2008

Luz, oscuridad, y la mierda de en medio, parte II


Después de un largo tiempo de no poner cosas en este blog, más que nada por la pinche escuela (aunque no hay que descartar el factor hueva, el factor convivencia con amigos y familiares, y el otro gran factor protagonista de "estoy jugando el mejor videojuego de toda mi puta vida"), he aquí la segunda parte de ese post lleno de sticks n' stones.

Nuestra existencia tiene un trasfondo de neutralidad muy especial. No se puede estar siempre feliz, así como no se puede estar siempre triste. Además, cuando vivimos estos estados, suplantan cualquier otro sentimiento y anulan la posibilidad, aunque sea por un momento, de sentir otra cosa. Sin embargo, cuando dejamos de vivirlos de manera inmediata, volvemos a... algo distinto. A fin de cuentas, 'soy feliz' no implica 'estoy feliz', y viceversa. ¿Qué es esa neutralidad, ese fluir en un determinado tipo de estado mental sin estarlo sintiendo todo el tiempo? El asunto se asemeja a las primeras pinturas abstractas: figuras de colores sobre planos blancos, situaciones específicas sobre un absoluto espiritual que las origina y les da muerte, las hace parecer infinitas y a la vez las limita irremediablemente. Ocurre algo similar en música: tenemos un espacio en el que viaja el sonido a una cierta velocidad, con una cierta frecuencia, con una cierta longitud de onda - físicamente es un simple fenómeno limitado en alcance, pero mentalmente es interminable, es toda una experiencia que pasa por un gran filtro de historia y biología (cómo escuchamos, qué nos gusta...) que, en ese instante o en otro, tiene un efecto particular en nuestras vidas.

Por tanto, meros fragmentos (los "tiny fragments", como Tangled Thoughts of Leaving los llama en su disco) son todo lo que compone, un tanto contradictoriamente, ese gran fluido de cosas. Y como un gran fluido de cosas que no son más que un gran conjunto bizarro de memorias, tiene un ritmo cambiante, en práctica improvisado, con "el mundo" como trasfondo, como única constante. Su movimiento tiene tendencias, sea hacia lo oscuro o hacia lo luminoso, pero nunca se detiene, y siempre vuelve, en algún momento. Sus colores, como los científicos de la óptica se han encargado en demostrar, son luz reflejada en cierta frecuencia. La luz también se mueve en ondas, lo que nos da como resultado una gran masa de movimiento perpetuo, tanto interno como externo, reflejado en colores, en emociones, palabras, acciones. La felicidad se convierte así en puro tiempo, inexistente en un plano espacial, pero del cual depende para poderse realizar por completo - la música nos toca y quince años después, ya viviendo en Nueva Zelanda, nos acordamos de cuando nuestra mamá nos cantaba quién sabe qué canción de cuna sacada de quién sabe dónde, detenemos nuestras actividades por un segundo, sonreímos, y luego proseguimos. La luz se hace fragmentaria y se cumple la vieja noción de que hay algo de "ligereza" en ella, a diferencia de la oscuridad tan única-unificada, tan pesada y opresora.

Es, en pocas palabras, vivir el mundo a través de miniaturas (tal vez esa sea la idea de las "hardcore jazz miniatures" de John Zorn). Y como tales, presentaré para esta ocasión sólo rolas, no discos completos, ya que los temas y la unicidad son, si seguimos estas líneas de pensamiento, algo que es más fácil dejar a la oscuridad. Vivir esas miniaturas es algo tan increíble que después queremos atesorarlas para siempre y revivirlas cuando sentimos que pueden funcionar como medicina. En este sentido, la música es algo así como una alternativa a la historia y el recuerdo, es una cosa en la que nuestras miniaturas han trascendido su espacio y se convierten en tiempo puro, en combinaciones de notas, en melodías, poemas, disonancia, whatever. Pero simultáneamente es también recordar, es hacer asociaciones, es, al darle al botón de "Repeat", hacer un reenactment de lo que sentimos aquella vez (hace 5 segundos, hace 5 años...) y creer que sí, sigue ahí. Y mientras lo creamos, ahí seguirá.

Hay música que tiene estos sutiles asomos de grandiosidad instantánea, de saberse limitada en lo mayúsculo y trascendental en lo minúsculo, hecha por artistas sensibles a la naturaleza pasajera de la luz que tanto nos llena durante unos segundos que parecen ser eternos para luego desaparecer. Nos mantenemos bajo su sombra por días, semanas, años, y se va acumulando con otras, nuevas experiencias de los rayos de luz, la seguimos buscando y nunca nos detenemos, ni siquiera cuando a nuestro paso encontramos oscuridad. "Hay luz al final del túnel", decimos. Pero si ya la viste, no es necesario llegar hasta ese final para vivirla... pues ese final, en cambio, ya ha llegado a tí en el momento en el que tus ojos se posaron sobre ella.

"We Speak to the Revelator", de la banda neoyorkina The Atomic Bomb Audition, es un viaje lleno de alusiones post-apocalípticas que nos lleva de la mano por todo tipo de destrucciones y deconstrucciones que nos parecerían contrarias a lo que uno esperaría encontrar en plena luz. Un viaje lleno de dramatismo y explosiones sonoras que tienden a lo melancólico y pensativo - condiciones tan sólo necesarias para una vívida apreciación de lo luminoso, una luz que se asoma por los guitarrazos ambientales que se acercan y se alejan, palpitan como nosotros. Secciones de simples sonidos son interrumpidas con violencia por construcciones de nerviosa tensión que dejan ver la cruda esencia de la guitarra eléctrica amplificada: instantes, constantes, y ciclos que se repiten. La voz entra con delicadeza a la mitad de la canción, susurrando letras que tienen frases como "in the wake of the dead, I'll remember your name", evocando el final representado por una masa de guitarras sobre la cual sobresale una trágica melodía que es, a la vez, una sublime pre-resolución del apocalipsis en una forma en la que no hay más que cerrar los ojos, sonreír, y sentir la intensidad del mundo. La resolución viene en la forma de la rola hermana "You are the Sun & the Moon", una hermosa pieza de gamelán y electrónica que, inspirada en la espiritualidad oriental de aquél Bali de danzas de alabanza a la naturaleza y la profundidad del corazón humano (y la realeza, por supuesto), vuelca todas esas explosiones y toda esa intensidad al interior transmutándola en tranquilidad, en una meditación de minuto y medio que nos dice "contrólate, imbécil." Sólo puedo encontrar comparación con el sexo - furiosos momentos de 'decir' y 'hacer' que culminan no con un orgasmo sino con un sentido de pertenecer, de comunión interior, espiritual, con ella o él, ese otro ser humano con el que compartes algo muy pequeño, fragmentos de existencia, pero que ahí y en ese tiempo es todo lo que hay y habrá por siempre (aunque claro, si para ustedes el sexo es sólo eso, pues entonces pónganlo en términos de, no sé, comer una deliciosa versión de su platillo favorito y la sensación de que nunca volverán a probar algo igual). ¿Puede ser ese encuentro, esa culminación, esa meditación, la luz? No lo sé. Sólo creo que en este par de rolas está no sólo sugerida, sino también representada. We, my friends, we, my love, are the sun & the moon.


Time of Orchids, un también neoyorkino grupo de rock ahora disuelto, hizo sólo dos discos. El segundo y último, del 2007, contiene una rola especialmente interesante para este post que se titula "Darling Abandon". Es, creo, la mejor canción de amor de todos los tiempos, aunque no sea tanto de amor de lo que hable. No importa. El tono experimental que permea la producción del disco (Namesake Caution) y de esta rola es un tanto atonal, un tanto de ritmos extraños, fluctuantes, que despiertan un ánimo más o menos melancólico-sereno-profundamente feliz (en inglés, no en términos de happiness, sino en términos de bliss...): es el éxtasis frente a un misterio tan maravilloso como es otra persona, la realidad, nuestra cabeza, la naturaleza, lo que quieran amar. Hay algo místico en esta experiencia que tiene una vibra un tanto pop, melodiosa, tierna a pesar de ser también bastante cerebral. ¿Acaso no es eso también un asomo de luz? La rara concordancia entre corazón y cerebro produce instantes de grandeza, instantes en los que brillamos y parecemos despertar; nuestros ojos parecen iluminarse y los otros pueden perderse en nuestra mirada. "Darling abandon, your mystery knows no bounds", cantamos. Si bien con Portal sufrimos de miedo ante lo desconocido, aquí nos regocijamos ante él, porque es algo que sabemos en esencia humano, en principio también nuestro, y no ajeno. no tan diferente. El teclado pone un fondo de ensueños, una sensación de estar frente al mundo y volar; la explosión post-rockera del final es emocionante, es dulce y poderosa, nos lleva por los cielos hasta que llegamos a un frágil y arrollador solo de guitarra que vuelve a ponernos en aquél ánimo de instant-eternal bliss. Una canción de amor, en general, en teoría, es esto - amor a la vida, con todos sus personajes y cosas, toda su melancolía y toda su alegría, la coincidencia entre razón e intuición en forma de adrenalina, hormonas, pensamientos, visiones, vibraciones...

Un penúltimo ejemplo, más corto, lo prometo. Es "You Appearing", de M83. Yo sé que en este blog he mencionado a este señorito francés de manera negativa, pero esta rola es, en verdad, su momento heróico, ojalá y no el único que tenga. Con sólo tres líneas, dos siendo "It's your face /save me", una inspirada y casi ininteligible voz femenina canta agudamente sobre unas minimalistas líneas de piano y sonidos ambientales electrónicos, a veces intercedidas por un muy filtrado coro masculino que dice "Where are we going?". El conjunto resulta conmovedor, hipnotizante (al estilo de esa nueva y avant-garde banda indie llamada Asshole Hypnotist), y penetrante - el "it's your face" es sentido, el "save me" es profundo, uno te llena de vitalidad, el otro de empatía. Fragmentos de electrónica y de la voz se entretejen para dar lugar a un melódico trance de inspiración divina; no podemos realmente hablar de 'felicidad' tanto como de un instante de trascendencia positiva en el que la melancolía (un elemento, como ya se habrán dado cuenta, común a todas estas rolas) juega un papel clave como "potencializador", como posibilidad, como algo hecho de esperanza tanto como de tristeza, de nostalgia como apreciación del presente ("save me..." - hay algo de lo que no podemos salir nosotros mismos, hay algo que nos carcome y para lo que necesitamos ayuda de alguien más, de ese alguien que se aparece, de ese "you" que todos tenemos en la mente, en el corazón, en los genitales, yo qué sé, pero al cual extrañamos, sin el cual sufrimos, con el cual vivimos sin que tal vez se de cuenta. "save me..." - hay esperanza, esperanza de la buena y no de la dependiente, esperanza de la que uno siente al ver cómo alguien cambia, cómo un grupo supera una dificultad. "where are we going?" - hay un viaje con destino incierto, una mujer que canta [yo la imagino] con los ojos cerrados, viviendo ese "save me" y liberándose con un grito electrónico, preguntando no con desconfianza sino todo lo contrario. El destino es lo de menos, lo que importó era preguntar, es como cuando alguien te pregunta "¿eres feliz?", ese alguien espera una respuesta, pero lo que intenta es ver tu vida en sí, la respuesta, las palabras "sí" o "no" son tan sólo la forma de un gigantesco contenido fragmentario de historias, músicas, planes que aquella persona se dispone a interpretar...). Esta rola es pura luz, es pura chingonería que no se limita a la forma de la palabra 'felicidad'.

¡Último ejemplo! "Plume", de los Smashing Pumpkins, del disco Pisces Iscariot. ¿Se han encontrado alguna vez en uno de esos días soleados en los que reina la hueva y todo parece moverse más lento, pero todo es por alguna razón más chido que nada? Eso es esta rola. "Oh yeah, another day, oh yeah, what a waste", fácil podría pasar como uno de los grandes himnos de la juventud noventera. "What it is, it never was, I don't care, to give enough", Billy Corgan habla en nuestro nombre para dejar claro que es justo en esos días de calidez cuando más a gusto estamos con la vida - "my boredom has outshined the sun". A diferencia de las otras rolas, la luz no viene de fuera, no viene de la música en sí, viene de nosotros, de nuestro aburrimiento, hay más luz en él que en el sol de medio día. ¡Oh, gran revelación, creo yo! ¿No ha sido esto un puro ejercicio de imposición de ideas sobre música que posiblemente no tiene nada qué ver con ellas? ¿No es esto pura luz mía (luz de aburrimiento, nada menos) que brilla más que la de la música misma? Creo que la respuesta correcta es: "I don't care, or give a fuck". El razonamiento nos lleva a demasiadas complicaciones. Esta rola nos incita a dejar todo de lado, y dejar que nos lleve la corriente. ¿Qué tan mala puede ser, después de todo?

Bien, esto finaliza este debraye. La verdad me da hueva explorar lo de la mierda de en medio, y prefiero dejarlo así, con estos dos polos, y la mierda de en medio inferida al principio. Espero que disfruten de estos pequeños fragmentos tanto como yo o que al menos les sean 'agradables al oído' como dice un amigo, una buena forma de pasar el rato. La playlist iría en este orden:

1. Atomic Bomb Audition - We Speak To The Revelator
2. Atomic Bomb Audition - You Are The Sun & Moon
3. Time of Orchids - Darling Abandon
4. M83 - You Appearing
5. Smashing Pumpkins - Plume

En fin, ojalá y les haya gustado esta pequeña "serie" de dos posts. Como siempre, sus comentarios y objeciones son muy apreciados... ya saben que aquí en este blog es puro serious business. Les puse las rolas en un archivo ZIP:

Light me up...


Enjoy!

viernes, 12 de diciembre de 2008

EP's

En honor a los días sordos de la vida, estoy trabajando en una compilación de EP’s. La intención es, en primera instancia, ver que tanto he progresado en la búsqueda de bandas, así como si fuera un cabron caza talentos. Sé que se escucha bien tonto, pero la idea me emociona, al mismo tiempo que reconozco la falta de unos cuervos afuera de mi cuarto, lo digo por la cuestión de que los gallos están en crisis mentales. La segunda de mis intenciones, consiste en comenzar a escuchar cierto metal; ya no tanto de Estados Unidos o la parte occidental de Europa, sino de otros lugares cercanos y la vez distantes. Me gustaría que terminara siendo algo bizarro, algo cercano a un objeto definido sin llegar a serlo, en donde convivan un montón de cosas distintas unidas por algo en común.


Por el momento me siento satisfecho de las cosas encontradas. No tengo más que decir. Hasta el próximo post.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Keeping it quite simple.


Al escuchar la música de John Fahey (1939-2001) nos adentramos en una experiencia entrañable. Nos hundimos en la reminiscencia de lugares que nunca vivimos –al menos no en esta vida- pero que conocemos. Acaso gracias al ideario colectivo, a las películas, a la literatura… al hombre thoreauniano y rousseauniano.
Basta una guitarra para arrojarnos a ese mundo bucólico y silvestre; a las faenas del campo: recogiendo lúpulo, cebada y algodón mientras nos tostamos bajo el sol veraniego; mientras el sudor y las cortadas ministran una comunión sencilla y auténtica entre los seres humanos.

Termina la jornada y todos se reúnen alrededor de la fogata. Es hora de comer después de la chinga del día; de disfrutar del agotamiento físico; de las risas y de los cantos bajo este infinito y dorado campo. Es, a final de cuentas, el momento en que todo se acepta y se vislumbra la belleza de la vida.
Una guitarra emite los sonidos que nos llevan a ese momento… y a muchos otros. Una guitarra que condensa el sentir folk, la visión del sudor, de lo arduo, de lo sencillo, de noches estrelladas, del olor de la cebada y el lúpulo, de las heridas en las manos, del agotamiento físico, de la vida, de las mujeres y los hombres bailando frente a ojos serenos. Sonidos que emanan de un río Missisipi arquetípico con una tradición a cuestas… con la sensación profunda y entrañable del blues y del folk.

Eso lograba John Fahey, solo, con una steel-string guitar.

Sí: muchos lo describieron como “American Primitivism” pero Fahey no sólo incursionó en el blues y en el folk. También le entró a otras cosas. Quedará en ustedes encontrarlas. En alguna ocasión Fahey dijo lo siguiente: "How can I be folk? I'm from the suburbs you know." So fuck tags: give it a try.

jueves, 20 de noviembre de 2008

viernes, 14 de noviembre de 2008

De autobiographia musical

Es curioso cómo la música puede ir constiuyéndose como la banda sonora de nuestra vida. Que esto es un lugar común, sí. De eso no hay duda y considerar que uno es el primero en pensarlo de esta manera es bastante tonto. De una o de otra forma, encontramos diversos caminos en nuestra existencia que tienen una correlación muy fuerte con la música: con algún género en particular, con diversos géneros, con un solo grupo... con una sola canción o con una sola parte de una pieza -cualquiera que ésta sea-. Acuérdense, por ejemplo, de High Fidelity de Nick Hornby y su adaptación cinematográfica. No es requisito ser un melómano para darse cuenta de que es muy posible que ciertos sonidos tengan un eco respecto de nuestras vivencias y sentimientos. También me acuerdo de la Biographia Literaria del poeta inglés Samuel Taylor Coleridge. Sería interesante hacer una Biographia Musical. Darnos cuenta de cómo fuimos cambiando y, a la vez, cómo fuimos resignificándonos en el proceso y valorar las dinámicas que la música asumió respecto de nosotros en esas largas y perennes metamorfosis. Desde hace mucho tiempo he estado valorando cómo es que la música ha estado presente en mi vida. Del mismo modo, he pensado en la diversidad a la que me he sometido en cuanto a mis gustos: más que tomar esto desde una perspectiva arrogante -pensando que qué chingón soy y la verga de mono, por haber escuchado cosas tan diversas- me doy cuenta de que es una metáfora de por dónde me ha llevado la vida. No sólo en el plano geográfico y espacial, sino también en el temporal, emocional, espiritual, intelectual, sexual, cultural, ad infinitum. Como ya dije no es éste el espacio donde habré de hacer esa semblanza. Sólo quería compartir eso que he estado pensando y que sé que ustedes también lo han hecho. Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años es la relatividad de las cosas y en la capacidad que tenemos de crear nuestras propias realidades. Así pues, creo que nuestra relación con la música -así como con las personas- es totalmente cambiante. Algunos tienen más definidos sus planes de vuelo respecto de lo que van a experimentar en el campo musical y otros no tanto. Pues sean bienvenidos todos y, si quieren, compartan su relación con la música desde el plano de vista autobiográfico.

jueves, 30 de octubre de 2008

Día de muertos

Finalmente he terminado de subir esta recopilación de canciones (de la manera más arbitraria posible) con la idea de dedicarlas a día de muertos. No se refieren exactamente al tema, pero me parecen interesantes, locas y oscuras. No me quiero detener en decir los géneros y esas cosas, pues las bandas son difíciles de clasificar y en constante cambio. Sólo espero que se animen a bajar el disco virtual y lo disfruten.

01. Culto of Luna - Owlwood
02. Draconian – She dies
03. Dead Lock – Code of honor
04. Haggard – Upons fallen autumn leaves
05. Slipknot – Gehenna
06. Theatres des Vampires – Lady in Black
07. Devil Drive – I could care less
08. Otep – Blood Pigs
09. Rob Zombie – Living dead girl
10. Coal Chamber – Something told me
11. Ramnstein – Halleluja
12. Static X – Anything but this
13. Kittie – What I always wanted


El disco: http://www.megaupload.com/es/?d=9CGAE0PD

viernes, 26 de septiembre de 2008

Luz, oscuridad, y la mierda de en medio, parte I


Hay discos que exploran el lado sombrío de nuestra experiencia, sea en su forma psicológica, sentimental, o lo que sea. Por supuesto, existe el "lado contrario" que ve nuestro lado alegre, luminoso, como quieran llamarle. Esas asociaciones en términos casi ópticos no son gratuitas: la obscuridad nos jala hacia nuestro interior, introyectamos lo que percibimos; la luz nos hace concentrarnos en lo que hay, en lo externo, provoca pensar más en el objeto visto que en cómo lo hacemos, en qué significa. El punto medio entre estos dos estadios es complicado de definir; hay luz en igual medida que obscuridad, aunque aquí la óptica ya diga algo muy distinto, porque en realidad la obscuridad no existe, la luz nunca se ausenta. La sombra se produce porque un cuerpo bloquea las líneas rectas de la luz, y opaca una determinada superficie. Hay discos que se mueven en este terreno: hay un algo, y a ese algo siempre hay un pero, una objeción que dice lo contrario... hay obscuridad, pero existe un rayo de luz; hay luz, pero existe un cuerpo que la opaca.

Tratemos primero a los discos obscuros como la entrepierna de Gstvo. En primera instancia nos parecerían más interesantes que los de la categoría contraria, porque se dedican a esas partes de nuestra mente que por voluntad propia (y hablo en general... muy en general) no visitamos; no por nada nos referimos a la alegría y demás como "ligeras", lo que implica que la tristeza y compañía son sentimientos "pesados", y creo que la tendencia es elegir siempre lo ligero sobre lo pesado como algo positivo para nuestras vidas. El chiste es que no hay una razón buena para seguir creyéndolo. La obscuridad, la música obscura, nos hace preguntarnos acerca de nuestra experiencia; al hacernos voltear hacia adentro nos conocemos mejor, exploramos nuestra mente hasta confiar más en saber quiénes somos y cómo percibimos al mundo, nos da fuerza para enfrentarlo y decirle "fuck off, bring it on". Nos hace imaginarnos la maldad, la locura, la violencia, asimilarlas y entonces abrirnos a ellas cuando se nos presenten en algún momento de la vida... en otras palabras, nos hace tolerantes, nos hace preguntarnos, como en una línea de esas películas de guerra retomada en una canción de Explosions in the Sky, "is the darkness in me the darkness in you, too?"

Si nos atenemos a la noción de que cada quien tiene su versión de los hechos, entonces la respuesta es "no". Pero bajo una visión más general, relativa a la vivencia de una misma música, entonces sí, porque a pesar de que tengamos diferentes conceptos de "maldad", la palabra que usamos para designar lo que sea que signifique es la misma.

No hablo aquí de discos producidos por metaleros que le cantan a Satán y se creen muy malos porque voltean la cruz y degüellan a un pollo; eso es pura puesta en escena, y lo peor, es puritita pendejada porque se quedan en un plano superficial de lo que es la maldad y cómo podemos entenderla. Según esa música, la maldad es el simple anti-valor, es una infantil muestra de llevar la contraria, es algo vacío y estúpido. Hablo de música que realmente nos lleva por caminos obscuros.

Tomemos el primer ejemplo: Outré de la banda australiana Portal (lo siento Lis-handro, te había dicho que eran canadienses, pero Mario se encargó de corregir mi camino). No hay aquí nada urbano, y mucho menos nada natural. La introducción está hecha de sonidos perturbadores parecidos a algo así como gemidos de cristales cuya fuerza crece con el tiempo hasta que se recubren con un fondo grave, profundo, interminable, igualmente malviajante.

El sonido expansivo y totalitario en todos los sentidos, de la guitarra, se vuelve apabullante en poco tiempo; la batería se oye distante y sólo marca los latidos de nuestras corazones, divididos matemáticamente en ritmos con golpes a veces sucesivos, a veces intermitentes, siempre inquietantes. Una voz cavernosa gruñe y grita, ruge desde el abismo que se encuentra en nuestras mentes, tal vez grande y central, tal vez pequeño y periférico, no importa, porque es intensidad pura. No importa, porque no podemos entender lo que está diciendo. Nos está alienando de su discurso y todo suena completamente ajeno aunque está aquí y nos rodea. Nada se mueve como debería: no hay riffs definidos, no hay gritos constantes, parece no haber una estructura cerrada en las canciones, sólo hay la disonancia de un campo desolado y muerto que absorbe nuestra esperanza y con furia extra-humana la destruye. No somos bienvenidos a esta tierra de decadencia: está más allá de nuestra humanidad, es extraña, es inhumana y por lo tanto más terrible que el infierno, el cual, poblado por antropomorfos, nos parece familiar y casi seguro. Aquí nos encontramos ante lo desconocido, lo verdaderamente desconocido que nos resulta incomprensible y que nos llena de miedo y de inseguridad.

Outré: el más allá, lo bizarro, lo extraño. Lo que nos espera después de la muerte. No es la nada, no es el cielo, no es el sufrimiento... es el caos, la incertidumbre, el interminable fin del mundo que se da una y otra vez en nosotros. El más allá respira y tiene ojos en todas partes, pero sólo los sentimos, pues estamos voluntariamente ciegos al no atrevernos a ver la masa informe de lo ininteligible. ¿Cómo serían los dioses? Creo que esta música es una buena representación de lo que veríamos al posar nuestra vista sobre un dios. Es una fantasía muy Lovecraftiana, una idea que nos deja, como especie, empequeñecidos ante lo increíble, absolutamente solos porque, al final, la incomprensibilidad es mutua. Nunca entenderemos a esos seres hechos de fuck-knows-what, de vida y muerte en formas eternas... pero lo más impactante es que esos seres son nuestro reflejo, en cierta medida en tal reflejo nos hallamos como somos. Inalcanzables, extraños, bizarros, incapaces de responder a una pregunta tan simple como quién soy, quién eres.

La obscuridad en este disco es plena, es absoluta. No hay rastros de luz, ni siquiera una sombra. En lo personal, es terrorífico. Al mostrar un más allá como probablemente es, dirigió mi atención al aquí y ahora, y me hizo darme cuenta de lo chido que es. Ni loco quiero morirme, no fucking way, no fucking thanks. También me hizo pensar en que tal vez nunca pueda comprender a nadie, ni a mí mismo. Si fuera fatalista, me daría por vencido y ya. Pero como tiendo a ser optimista, me voy a cansar de intentar entender a los otros aunque ahora se que tal vez nunca pueda hacerlo por completo, acompañarlos a donde nuestra obscuridad nos lleve para vivir nuestra soledad y hacerla algo constructivo: si dejas de pelear por integrarla, o si te dejas llevar por ella por completo, entonces estamos todos perdidos; no tiene caso acercarse, no tiene caso desafiar el abismo entre nuestras miradas. Eso fueron los resultados en primera instancia. Ahora bien, ¿por qué sigo poniendo el disco en mi playlist? Porque el mundo se ha hecho tan familiar que necesito un pequeño sarandeo de vez en cuando: lo inconcebible existe y está donde termina mi propio cuerpo. Portal no es una banda que yo ponga para rockear, como música de fondo... no, es música para escuchar, para ponerse a pensar y malviajarse a toda madre. Es música para hacer consciencia.


Lo cual nos lleva al siguiente ejemplo: Life... the Best Game in Town de la banda Harvey Milk. La propuesta parece simple: nuestra existencia, atascada como está de cultura (es inevitable) y de supuesta racionalidad, es tan trascendentalmente intrascendente como cualquier juego, lleno de reglas y tiros de dados, control y descontrol, tensión y satisfacción: es una enorme construcción lúdica en la que al final "Death Goes To The Winner", como indica el título de la primera canción. La música está llena de tonos algo macabros que se insertan en un contexto de ligereza en la estupefacción, del escapismo cotidiano al que todos recurrimos en algún momento del día, todos los días, al leer, ver la tele, mirar el cielo, bañarnos, yo que sé. El vocalista gruñe y grita con la voz de alguien que no está del todo cuerdo: todo está de la verga un instante y al siguiente todo está bien, porque el tablero de este particular juego está hecho de lo mismo que las reglas y que el jugador, resultando en la bipolaridad extrema de competir contra nosotros mismos y vivir, dentro del muy impuesto rutinario orden de la vida, siempre con temor al inconsciente y el 'dejarse ir'.

Acecha en cada cosa que hacemos, y por más tranquilos que estemos siempre habrá algo disonante en cada una de nuestras pequeñas victorias (y todas, en resumidas cuentas, son pequeñas en comparación a lo que podríamos hacer desde afuera del juego, desdeñando sus reglas... son pequeñas también porque la más grande victoria de todas, ganar el juego completo, conlleva la muerte), y aunque no las vivamos así, "Barnburner" las parodia y nos las muestra tal como posiblemente son: actos de locura. Actos de locura porque el orden es artificial y peor aún, es esclavitud, es una medida de controlar nuestra voluntad, es el mejor juego en todos los sentidos. La tensión perpetua sólo lleva a la esquizofrenia, pero en la esquizofrenia, nos dice Harvey Milk, hay libertad, solos desenfrenados de guitarra y aceleración continua frente a la lentitud y pasividad estancada del juego en general.

Los sentimientos son igual de limitantes. "After all I've done for you, this is how you repay me?", dice la tercera canción. No sólo hay orden, también hay desorden en la forma de obsesiones y otros rollos emotivos. Pero el desorden no es liberador, porque es tan integral al juego como el orden, es una regla más que todos esperamos y conocemos, que todos respetamos. Es, al menos, igual de determinante que cualquier forma de orden. Sólo la auténtica inconsciencia, sólo la locura puede mostrarnos cómo se configura el juego y desentrañar sus secretos, sus claves, y vivirlo como se debe: como una caricatura de los Looney Tunes. Sólo les digo que el disco hace referencia directa a ésto, pero que el cuándo sea una sorpresa, haha. Anyway, las caricaturas de los Looney Tunes están repletas de sinsentidos, desde los temas y las historias hasta los personajes. Todas son muestras puras de excitación y movimiento que no tienen motivo alguno ni fin general ni coherencia en las narraciones. Son episodios de situaciones increíbles que se resuelven de maneras también increíbles, ingeniosas, a veces estúpidas, a veces graciosas, pero siempre impredecibles. Claro, existe la ironía de pensar en que todos y cada uno de esos episodios aparentemente indeterminados tienen un guión, un "director", un dibujante, en otras palabras, un orden dado desde el exterior y del que los personajes no están conscientes, si es que puede hablarse de que los Looney Tunes estén conscientes de algo, por supuesto. ¿Será que no hay salida del juego? ¿Será que lo único que podemos hacer es vivirlo, sujetos y atados a sus reglas?

Tal vez. La posibilidad de la locura siempre está ahí. Entendemos la locura como algo que sale de la normalidad, como algo que rompe todas las reglas. Pero los locos no sólo tienen intuición, tienen un razonamiento especialmente sensible, cuya lógica excede la nuestra y penetra en la realidad de una forma que no podemos comprender a ciencia cierta. Pueden ser iluminados, ilustres, idiotas, geniales, violentos, extraños, apacibles... son todo al mismo tiempo, y parece como si pudieran entender el juego. Parece como un balance perfecto entre consciencia e inconsciencia: existe la posibilidad de repartirnos entre ambas sin darle primacía a ninguna. La posibilidad de darnos el lujo de, a veces, no preguntar por qué hicimos tal o cual cosa. Dejar la obsesión por el orden o el desorden de lado, y ponerle atención, más bien, a los actos en sí, sin asociaciones, sin implicaciones, libres, pero en balance. Una vez más, la obscuridad de la mente está aquí para que hagamos consciencia de que tenemos que perderla para poder vivir en paz. Harvey Milk nos incita a romper las reglas, a salir de ellas y dejarnos de tanta pendejada que nos limita, tanta pendejada racional y tanta pendejada emocional que nos determina.

Ahora ve allá afuera y haz algo estúpido, háblale a un desconocido y dile algo inteligente e interesante. No seas "tú mismo", porque eso no existe, sólo existe la manera en la que reflejas tu locura.

Con esto termino este debraye acerca de lo obscuro, y los dejo en manos de lo desconocido. Espero que les haya gustado, y espero que tal vez haya sido algo que les de en qué pensar. Si no, pues mala la leche, coño. Continuará.


Portal - Outre (Rapidshit, sorry mates)
Harvey Milk - Life... the Best Game in Town
(Nuevo link de Harvey Milk... este sí sirve!)

lunes, 15 de septiembre de 2008

Virgin Black

Es curioso la aparición de bandas dentro de los distintos géneros de música, parece una suerte de plaga; se genera un estilo, y, muchas de las bandas emergen siguiendo los pasos de quien finco los primeros escalones, hasta aquí no encuentro mucho problema mientas claro esta, se mantenga una aportación y originalidad, la pesadilla comienza cuando se repiten unas a otras, es compresible y lógico el sello del estilo pero lo que no es entendible es la monotonía y los mismos modelos.

Vigin Black es una banda de Australia, yo la encuentro más en el gotic-metal, aunque tiene otros elementos de tipo clásico, por ejemplo, el estilo del vocalista es versátil pero ahí están las notas muy cercanas a un tenor, sin llegar a serlo. Por supuesto que otros los clasifican en una montón de géneros y no sé que tanta pendejeda, que si me preguntan por la existencia de la lógica en esas mamadas, diré que me rindo. No presumo yo de poseer la verdad, puede ser que me equivoque, pero es loco pensar en cinco géneros para una misma banda.

Me encuentro en una especie de crisis de géneros y por eso no quiero extenderme en este punto; qué es la música gótica, no lo sé, y me da la impresión de que quien ostenta saberlo, no lo sabe y sólo sabe pararse en una pose de marfil y supuesta melancolía que aterroriza su vida cotidiana.

De lo que les quiero hablar es de la Sombre Romantic de Virgin Black. No me quiero detener demasiado en las canciones y prefiero que ustedes les den su mejor punto de vista. En general Virgin Black, es una banda que se recomienda por si misma, no necesita a mi parecer una larga descripción de su esqueleto y de su carne. Algunos dirán que My Dying Bride ya hizo el trabajo, pero las intenciones musicales de los australianos apuntan a otras cosas ―aunque debemos de aceptar algunas similitudes―, a otra forma de hacer música lo cual es valioso en el mundo de la repetición.

La Sombre Romantic, es un disco virtuoso por su intensidad, por la capacidad de los músicos de realmente transmitir emociones, por su versatilidad en los instrumentos y la seguridad de que cada canción dice algo distinto.

La Sombre Romantic, es un disco interesante por sus formas, por la fuerza desplegada en cada uno de sus espacios, por su coraje no expresado en si mismo, sino traducido a emociones. Desde los primeros traks “Opera de Romanci: I. Stare” “Opera de Romanci: II. Embrace” y “Walk Without Limbs” te podrás dar cuenta de lo que te quiero decir. Piensa en la melancolía por sus notas pero no olvides el metal porque es parte esencial de la fuerza. Algunas partes de la canciones pueden ser más veloces y rabiosas, en otras ocasiones lentas y agónicas, como es el caso de “Drink the Midnight Hymn” y de “Museum of Iscariot”, que por cierto habla esta ultima de Jesucristo muerto, pues son cristianos y aquí presente esta el elemento religioso, auque en lo temático no salen demasiado del mismo calabozo.

“Lamenting Kiss” funciono como uno de los sencillos del disco, en éste se demuestra la capacidad vocal de Rowan London, que tal vez no es la que mejor ilustra sus capacidades si hace, a mi parecer, una buena ejecución y es de esos cabrones que tienen marcada en la geta y en garganta la capacidad escénica de plasmar lo que sienten. Y no todos pueden hacer eso. En este sentido me recuerda mucho al vocalista de My Dying Bride, uno es el hijo y el otro el papá.

Bueno ya me dio flojera y tengo cosas por hacer, mejor bajen el disco y lo discutimos, estoy dispuesto a pelear canción por canción.


De aquí se lo chingan:
http://www.mediafire.com/?9dpck2mmn5l

martes, 9 de septiembre de 2008

Burial

Hace un día o dos me topé con un par de artículos sobre Burial que me parecieron interesantes. Algunos de ustedes tal vez lo conozcan. Para aquellos que no, visiten su Myspace y escuchen lo que hay. También está la entrada de Wikipedia, que no dice mucho, pero sirve.

Hasta hace poco tiempo, Burial era un artista anónimo, en el sentido en el que su identidad permanecía oculta al público. Solamente sabíamos que era londinense. Se imaginarán mi sorpresa cuando, buscando información acerca de un posible nuevo álbum, me encuentro con una entrada del periódico The Sun, de Inglaterra, que con aires de victoria anuncia el nombre del artista. Al parecer el pendejo del editor de la sección de "showbiz" (ya desde el título del apartado es pura mala espina, carajo) había lanzado no hace mucho una recompensa sobre la identidad de Burial... parece ser que, bajo la presión de tanta mamada, éste decidió sacar una foto y su nombre en el myspace.

"Bueno, ¿y qué?", seguramente se estarán preguntando. Si les inetersa el "qué", lean esta excelente entrevista hecha hace ya casi un año, con motivo del Untrue. No voy a decir que esta entrevista me haya cambiado la vida, pero sí me hizo pensar en muchas cosas.

Ya que hayan terminado, pues pueden imaginarse por qué el asunto es... grave. El arte de Burial era uno de introspección y aislamiento, la paradójica soledad de las grandes ciudades como Londres y su último reducto de solidaridad: la música, una vaga conexión entre un alguien y la nada, un alguien y el todo. Música que pertenece a nadie, a todos. Música con la cual disfrutamos de auténtica libertad sin asociaciones ni referencias a la industria musical, al radio, a los medios, a los mainstreams. La idea me recuerda a los anónimos medievales, a aquellos que, al menos idealmente, eran guiados por el sentido de comunidad; intentar unir en los sonidos (y la religión) a quienes no tenían ningún motivo para hacerlo, a quienes tenían que ver individualmente por su propio bienestar cada día, cada hora. "¿Quién lo hizo?"... no importa. Lo que importa es el efecto que tiene sobre nosotros.

El anonimato de Burial era algo simbólico, intramusical y nada externo, que definía la esencia de la música en esa compleja red de introversiones sometidas que llamamos sociedad urbana, una esencia que disuelve géneros y deshace diferencias... “What I wanted is to get people singing: girls singing and pitching them down, so it sounds more like a boy singing, and then guys singing, and pitching them up, trying to get them a little more female. You get this weird middle ground and I’m into that.”
En otras palabras, una esencia que deshace sociedades: nos muestra cómo las ciudades se han convertido en sueños tecnológicos en los que participamos tan sólo de manera tangencial; nos inhiben, nos angustian, nos limitan y por lo tanto nos llevan a un único refugio que es cantar como el otro, cantar junto al otro. Ese otro que es tan anónimo, tan solitario como nostros, pero que podemos escuchar, que podemos sentir... que nos da esperanza de seguir adelante.

El imbécil de The Sun no lo entiende. Él sigue pensando en términos de industria musical, de "who's who", de producción, de utilidad, de funcionamiento y de gusto definido por su entorno mediático. Ponerle nombre a Burial era ponerle nombre a la posibilidad de chismes, de estrellato, de más ventas y más producción.

"I hadn’t heard of Burial before his nomination. I’ve now listened to him and love his stuff.

Isn’t that the point of music?

Not according to all the dubstep fans who have emailed crying about their music being stolen from them"

Es triste leer eso de alguien; que el punto de la música, así, en general, sea solamente ser escuchada y enjuiciada en cuanto a gusto. Esos "dubstep fans" tienen toda la razón del mundo - les han robado ese diminuto lugar en el que podían sentirse humanos y lo han puesto a la venta. Recuerdan "Big Yellow Taxi" de Joni Mitchell? La que dice "They paved paradise and put up a parking lot"? En otro contexto, ocurrió algo similar, pero si en esa rola la conexión humana era a través de la naturaleza, en la música de Burial era a través de las canciones en sí. Ponerlas al servicio de la lente de los medios es haber pavimentado el paraíso, es haber convertido algo profundo en motivo superficial, en motivo de Radio Ibero para que los hipsters digan "sí, Burial es buenísimo, espero que venga a México..." y puedan excusar su falta de pensamiento sobre aquello que escuchan con tan poca atención. En palabras más burdas: han convertido a Burial en motivo de una leyenda más en el loading screen de Rock Band.

Y con ello, amigos y amigas, con ello mueren esas conexiones humanas. Deja de ser música, y comienza a ser información. Afortunadamente Burial sigue, hasta cierto punto, en el anonimato. Pero eso no durará mucho. Cuando salga el nuevo disco, los medios van a caer sobre él como buitres, y no lo van a dejar en paz. Lo van a convertir en una estrella, y nosotros, los seres humanos, ya no formaremos parte de la escena.

Por otro lado, puede que esté sobrerreaccionando. Espero que así sea, y que estas noticias no tengan impacto alguno sobre el arte de Burial. Espero que esto sea tan sólo un berrinche elitista, y no más. Es sólo que algunos símbolos todavía son merecedores de respeto.

martes, 2 de septiembre de 2008

Nostalgia de rock



Extreme es una de esas bandas que pegaron mucho en su momento y luego se disolvieron para no volver. Formada en 1985, esta agrupación que incluye al famoso Nuno Bettencourt fue arrojada al bote de la clasificación de "funk metal" y así los definieron durante los diez años que duraron juntos. Fast forward otros diez, en 2006, y ya se andan reuniendo, a pesar de que Bettencourt mandó a la verga a VH1 cuando les propusieron una de esas reuniones de sólo un día. La reunión ya más definitiva fue para grabar un disco nuevo, titulado Saudades de Rock (algo así como "añoranzas de rock" en el natal portugués de Bettencourt) y publicado hace muy poco, como un mes o dos.

Como el título lo indica, es un disco bastante retro, con un sonido que no termina de definirse entre el hair metal de los 80 y el hard rock de los 90 de bandas como los Stone Temple Pilots; suena crunchy pero limpio, lleno de riffs de la vieja escuela que básicamente están ahí para mentarle la madre a la escena del rock de hoy, volcado a lo extravagante, a las auto-imitaciones y al "no-rock", por llamarlo de alguna forma. Y de ninguna manera esto implica que suene viejo.

Por supuesto, no es un disco perfecto y tiene sus momentos altos y bajos. En mi opinión esos momentos altos están más cargados al inicio; las rolas de más o menos la mitad para adelante se me hacen algo aburridas, aunque tienen cosas chidas. En todo caso vale la pena tenerlo aunque sea tan sólo por "Star", "Comfortably Dumb", "King of the Ladies", y "Run". Hace tiempo que no rockeaba así de chingón, hermanos y hermanas de Cristo nuestro señor. Si están buscando un rato de diversión al estilo de los buenos tiempos de Axl Rose, look no further!

Extreme - Saudades de Rock
(Es rapidshare, lo siento)

sábado, 23 de agosto de 2008

Compilación de Disco Rayado, Volumen 1

Con mucho honor y fuegos artificiales les presento la primera edición de la compilación oficial del Disco Rayado, titulada Gonna Dance My Life Away. ¡TA TAAAAAAaaAaaAnNN!!!!

Las compilaciones siempre son algo torpes - mezclas de estilos y transiciones no muy fluidas se convierten en parte de su esencia - pero también son bastante divertidas, y lo que es más, sirven para dar a conocer artistas que la audiencia posiblemente no conocía antes.

En este caso, mi intención era hacer un disco bailable, con puros ritmos traducibles en "movimientos del bote" y manos agitándose en el aire, aunque empieza lento pero interesante("Tonto", de Battles)y acaba en la pura diversión ("Feel The Air 2005" de Jazztronik). Hay rock, hay electrónica, y hay acid jazz (oh, y una que otra funky), más o menos en ese orden de aparición; quise que fuera ecléctico sin ser demasiado geeky, hay unas en las que fácilmente pueden recostarse y dejar hacer, dejar pasar, así como pararse, sacar a la chica guapa a la pista, y revolotear como si fueran los 90s.

Sólo que, por causas de fuerza mayor, esperen más acid jazz que otra cosa. Pensé en incluir más techno o electrónica, como Justice, pero preferí el acid jazz porque es menos agresivo, es más social, y más apto para ser escuchado en casa, con un jugo (de su sabor predilecto) en mano.

Espero que esta primera compliación les suba el ánimo, les haga levantar las manos, y les haga tomarse un descanso de lo que sea que estén haciendo y aprovechar una hora de sus vidas (aunque muchos lo llamarían perder una hora, ¡se los advierto!). So get up and let's dance! Let's dance our lives away!

Track list:
1 - Battles - Tonto
2 - El Ten Eleven - I Like Van Halen Because My Sister Says They Are Cool
3 - Hot Hot Heat - No, Not Now
4 - CSS - Let's Make Love And Listen To Death From Above
5 - Hercules & Love Affair - Hercules' Theme
6 - Me & You - Sneaker Thief
7 - The Bamboos - Bamboos Theme
8 - FreeTempo - Vamos a Bailar
9 - Jazzanova - Fedime's Flight (Kyoto Jazz Massive Rework)
10 - Groove Collective - Ocean Floor
11 - Mondo Grosso - Anger (Rhymin' for Original)
12 - Kyoto Jazz Massive - Substream
13 - KOOP - Summer Sun
14 - Jazztronik - Feel The Air 2005

Todas las pistas tienen un poco de custom tagging... hehe...

Vínculo para descargarlo:
Disco Rayado Volumen 1: Gonna Dance My Life Away

sábado, 16 de agosto de 2008

Kill Your Idols


El otro día en conversación con doña Pozo me pasó algo gracioso. Me retó (cough cough) a identificar una canción, y obviamente fallé el reto. No se qué canción era, pero luego me dijo "Es de The Doors", y cuando le dije "No me gusta The Doors", se sacó de onda muy cagado. "Ay ¿qué pedo con tus gustos?" me reclamó. No sé, amiga, lo siento, pero bueno, ya pasada la risa me puse a pensar sobre qué tan condicionados están nuestros gustos (andaba en el metro, y aún afuera de él, le dedico mi pensamiento a muchas pendejadas... como ¿por qué chingados no se muere Paul Newman ya? hmph, I can't fucking sleep, mates). Es razonable pensar que están por entero condicionados, por factores múltiples que van desde lo que escuchaste de niño hasta cómo te sientes el día de hoy. El factor que me interesa, sin embargo, es externo, en términos de algo así como "herencia cultural". Todo mundo dice que los Rolling Stones son chidos, pero realmente ¿quién se pone a escucharlos con atención? Creo que ya no mucha gente, o al menos, nadie de nuestra generación. Muchas de las bandas que se ganaron una considerable reputación en su tiempo siguen conservándola, y a los ‘chavos de hoy’ como nosotros no nos interesa cuestionarla, más bien dedicándonos a venerarla y continuar con su existencia.

Entre muchos de nosotros, escuchar a los Doors al menos una vez en la vida es prácticamente imperativo, casi tanto como gustar de ellos. Un ejemplo más fuerte: Led Zeppelin. Pero "The End" tambalea, con su miedo al caos cae fácilmente en el terreno de las "buenas impresiones" que hoy en día ya suenan a añoranzas hippies de un oriente exotizado, a sueños de escapatoria incumplida que no nos corresponden, y con mucha razón. "Dazed and Confused", en cambio, se establece sobre un sentimiento de violencia, desamparo (en blues), y desenfreno, una promesa de vida mucho más cercana a nuestra locura urbana contemporánea. Una comparación interna entre ambas es inútil porque no se parecen en nada, pero creo que mi punto puede sostenerse: "People Are Strange" responde a una necesidad totalmente contraria a la de "The End", y en ese acercamiento a 'lo real' lo más coherente es la prudencia melancólica de un observador que con tristeza se proyecta (casi que por vez primera) hacia la sociedad en la que está inmerso, con la cual no se identifica, y por supuesto, de la que se siente alienado.

Get the fucking handkerchiefs, we got ourselves a whiner.

Fuera de pedo (o en él, como vean), las letras y la descripción dejan de ser tan efectivas cuando escuchamos la estúpida rola. The Doors decidieron... parecerse a los Beatles en espíritu. Pero para estos tiempos el enorme fenómeno de la british invasion ya empezaba a apestar menos, en otras palabras, comenzaba a tomar rumbos más interesantes (pero sin ser interesantes, anyway... sí, soy como un niño pequeño, los odio a todos). De tal forma, "People Are Strange" se derrota a sí misma en su visión pop arraigada en melodías pegajosas y coros simples; una visión pop que los mismos bitles empezarían a “superar” por ahí de 1968, un año después de la publicación de "People Are Strange". Si los Doors fueran tan chingones como la gente dice, creo que hubieran podido superar una visión tal con anterioridad, sobre todo teniendo en cuenta su pasado hippy más psicodélico y original que las vomitadas que los Beatles venían reproduciendo desde una década atrás. Esto es, hablando en términos de esos años. Yo no sé cómo carajos no aprendieron, como Jimi Hendrix, los Rolling Stones y luego Zeppelin, la lección del blues, siendo que pertenecen a más o menos los mismos años. No puedes hacer una canción de pop verdaderamente triste sin acudir a algo del blues, sin hacerla rock primero. ¿Qué esperaba The Doors con una canción como “People Are Strange”? En su momento tal vez fue efectiva, pero con una óptica diferente parece revelarse como un intento fútil. Solamente me hace pensar en que, a final de cuentas, The Doors sólo estaba ahí por el dinero, la fama y la gloria, y no más (¡Vamos a hacer una canción que todo mundo pueda cantar, venga, jóvenes desplazados!). Jim Morrison el gran poeta mis huevos en salsita roja picosita.

En términos de hoy, podemos hacer otra comparación más o menos inútil. "Since I've Been Loving You", de Led Zeppelin, está cargada de intensidad y sufrimiento dados no sólo por la quebrada voz de Jimmy Page (llora, llora conmigo, idiota, nos dice), sino por el gran balance que existe entre instrumentos; la guitarra es doliente y melancólica con apoyo de un teclado que hace del blues algo suyo al tranquilo, introvertido ritmo de la batería. I'm about to lose my mind, señores, I'm about to lose, y la guitarra da rienda suelta a la emotividad de una angustiosa existencia. Siete minutos y medio de confrontación con una realidad que se hace exponencialmente más fuerte que la de "People Are Strange" sólo porque el "actor" es parte de ella. Es una realidad que lo consume, no una que lo aleja lo suficiente como para reflexionar lo malo que es que nadie recuerde tu nombre; eso no importa, estás aquí, estás de la verga, y no hay mucho por hacer. Es una experiencia mucho más vital y, como ya he dicho, cercana a nuestros días.


“Oye imbécil”, pueden decir, “pero los Doors fueron importantes para su tiempo”. Tal vez, pero el tema es por qué chingados son importantes para nuestro tiempo. No tendrían por qué serlo. Realmente se quedaron cortos en sus propuestas, prefiriendo el mainstream (en ese entonces sí existía, y básicamente tenía un representante… los bitles) a la experimentación que se les adjudica en ocasiones. En ese aspecto fueron superados por sus congéneres de Grateful Dead. En el aspecto de abordar el mainstream, la verdad es que éste tenía mucho mejores representantes que los Doors, como el mismo Hendrix y los hippies tipo Janis Joplin (y si quieren, en términos de influencia, los mismos Beatles). Ah, pero Jim Morrison llega y se muere. La clave está en que el idiota se muere estando bajo el lente de los medios, después de sus rolas one-hit como “Light My Fire” y “People Are Strange”, inmortalizadas thereafter.


Aunque no lo crean, no se me ha olvidado el propósito original del post. Todo ese choro fue parte de decirles que, de alguna forma, los Doors llegaron con gran fuerza hasta nuestras conciencias y los seguimos escuchando sin haberlos reevaluado, resultando en que a mucha gente y sus abuelas les gusta, así en general, The Doors, llegando al punto en el que alguien se sacó de onda cuando le dije que a mí no. También, supongo, es una cuestión de coherencia. The Doors eran una de las alternativas a The Beatles (al final, vaya alternativa), aprobados y posteriormente santificados por la cultura inconforme con las desgracias de ese pop ya devaluado (¿The Turtles? For fuck’s sake) y dedicado a los singles (¿pero con qué recordamos a los Doors? No es con sus discos…). La cultura de la gente de nuestra edad se preconcibe como inconforme, en vista de lo que se supone “alternativo”, y en ese sentido es bastante lógica la expectativa de que a todos nos gusten los Doors, íconos de una falsa inteligencia que se auto-asume como connosieur cuando se tiene una vaga idea de qué fue bueno (asociado a lo alternativo) y qué fue malo (al mainstream) cuando nuestros jefes todavía se metían químicos en la sangre. Hay, creo, también un problema que se relaciona con aquellos tiempos; en un principio bandas como Zeppelin no tienen mucho éxito, son rechazadas, es un “underground” no deseado por su intensidad negativa, sus bad vibes, man. El rock progresivo apenas empezaba: de todas formas King Crimson era demasiado cerebral, Pink Floyd demasiado volcado a la enajenación, y no mucha gente estaba consciente de sus apariciones: la cultura alternativa necesitaba bandas accesibles, agradables (de un determinado mainstream). Con todos los héroes hippies prominentes muertos para 1970, más o menos, no había mucho a dónde mirar para encontrar opciones diferentes. Además, esos héroes en verdad pueden contarse con las manos. The Doors se encontraba entre los grupos disponibles que fácilmente podían entrar en la nueva dinámica de buscar en el pasado inmediato algo que pudiera redimir a la gente del otro mainstream, el de los Beatles; lo and behold, pronto son hechos estatua.


Y como estatua se nos ha heredado. The Doors no son tan buenos, neta, hay grupos mejores que son de más o menos el mismo tiempo. Creo que fueron un recurso, representaron una cierta idea en un momento específico y luego no se les dejó ir en paz. Es tan fuerte esta herencia que es casi obligatorio que nos guste su música. No todo en la historia es memorable, y a veces la memorabilidad de ciertas cosas se nota artificial después de tiempo. Si se fijan, los Doors no tuvieron repercusiones mayores; prácticamente nadie se dice inspirado por ellos, nadie copia su estilo simplemente porque no tienen estilo. Aunque me choquen, los Beatles sí lo tienen, sí influenciaron a… bueno, a todo mundo, el rock progresivo hizo boom en los 70’s y sigo oyendo la introducción de guitarra de “Close to the Edge” de Yes en las formas de múltiples bandas de math-rock, Led Zeppelin se convirtió en un fenómeno por sí mismo, la psicodelia se dejó de exotismos baratos y se hizo auto-consciente, y yo qué sé.


El gusto, a diferencia de esa psicodelia, muchas veces no es consciente. Nos dejamos llevar por herencias, modas, reseñas, word-of-mouth, presión social y demás. Si bien creo que el caso de Led Zeppelin es más justificable, es igual de cuestionable, pero eso es algo que yo ya no soy capaz de hacer; soy persona de peces pequeños. A veces, sólo a veces, creo que es mejor aproximarnos a la música del pasado por cuenta propia, y no por fuerza hereditaria. Puedo leer acerca de Jethro Tull y decir “bien, escucharé algo”, lo cual probablemente sea mejor que, como creo que ocurre muchas veces, saber que existe Jethro Tull por injerencia familiar o como sea, saber que son buenos y que me gusten simplemente porque son Jethro Tull y nunca preguntarme “bueno, y ¿por qué?”. El consejo de Sonic Youth es sano: kill your idols. Pensando en qué “grandes” bandas me gustan porque me tienen que gustar concluí que tengo bastantes, aunque las he empezado a matar ya, la primera siendo los Red Hot Chilli Peppers, la segunda siendo Sigur Rós. De los Foo Fighters sólo me gustan dos canciones. De Mr. Bungle sólo me gustan como cinco. ¿Pink Floyd? No fucking thanks, me quedo solamente con Piper at the Gates of Dawn. Metallica apesta, y lo saben todos los que leen estas palabras… lo saben en el fondo de sus corazoncitos de gelatina de pollo. I know you do. Ahora bien, si todas esas bandas que a “todo mundo” le gustan son apreciadas por ustedes de una forma que vaya más allá de la inconsciencia, pues mis respetos, con ustedes no me estoy metiendo. Caso ejemplar: a esa amiga le encanta Michael Jackson, pero le encanta todo, es fan, y ser fan es muy respetable porque implica conocimiento de causa, haber escuchado hasta lo peor y decir “bueno”, implica un gusto que no es hereditario. No creo que pueda decir lo mismo de ella en cuanto a Los Puertas, pero tampoco creo que le interese lo que tenga que decir acerca de eso, porque es una persona normal. En todo caso termina siendo bastante interesante el hecho de que tengamos gustos que no pensamos y que ni siquiera son parte de una mecánica que vivamos hoy, sino que son parte de algo que se vivió hace ya mucho tiempo y que se nos comunicó indirectamente.


¿Qué piensan ustedes? ¿Tienen bandas qué sacrificar al dios de los discos? ¿O The Doors sí son buenos y se las pelo? Let me know!

viernes, 8 de agosto de 2008

Hiromi - Kung-Fu World Champion



Fuckin' A. En palabras de un comentarista de YouTube (siempre confiables, siempre coherentes):

"jazzeldestripador (1 month ago) Show Hide
No pretendo ser maleducado, no? pero como me calienta esta mujer!!!... el tema es increible.."

En fin, disfruten, creo que me gusta más esta versión que la de estudio (tengo el disco por si lo quieren). Later.

jueves, 31 de julio de 2008

Heavy metal en Bagdad…

Heavy metal en Bagdad… así comienza el encabezado de la sección de espectáculos de La Jornada; es un pequeño articulo que nos habla, entre algunas cosas, de un grupo de metal originario de Irak, el cual hace música occidental y junto con esa aventura se han encontrado con muchas piedras en los zapatos, pues como todos mas o menos sabemos, Irak es un lugar en el que encuentras la muerte en casa esquina y nadando contra la corriente se encuentran en el exilio. El nombre de la banda es Acrassicauda. No me gusto mucho su música, pero el fondo y lo que los mueve rompe con mucho. También el pequeño articulo encontraras breves referencia al mainstream, con lo que solo logra dejar mas preguntas que respuestas.

Aquí les dejo el link de La Jornada y más abajo el myspace de la banda.


http://www.jornada.unam.mx/2008/07/26/index.php?section=espectaculos&article=a09n1esp

www.myspace.com/wwwacrassicaudas5com


Somewhere Along The Highway

Cult of Luna es una banda que en principio no me impresionó. Fueron de los primeros en hacer metal bastante meditativo, prolongado y temático, casi épico. Y no épico en el sentido de A TRAVÉS DEL FUEGO LOS ELFOS ABRIERON SUS CACHETES TRASEROS E INSERTARON SUS ESPADAS HERÓICAMENTE EN LAS RANURAS RESULTANTEEEEEEESSSS, sino épico en cuanto a discos cuya esencia reside en rolas que conforman una estructura semi-narrativa; historias de una hora que contienen todo tipo de debrayes y emociones encontradas tendientes a la obscuridad, la soledad, y la desesperanza. Cult of Luna inspiró a bandas como Callisto y Pelican a hacer experimentaciones con el género, haciéndolo, en muchas ocasiones, instrumental al estilo de la música ambiental. El resultado es una especie de panorama pesado, crunchy, desolado, aunque en el caso de Pelican tengamos algunos rayos de luz y furia que dibujan otros ánimos más allá del gris y el negro.

Los primeros discos de Cult of Luna, uno homónimo y otro titulado The Beyond, están llenos de lo que para el género del metal era ya un chingo de experimentación, con ritmos lentos, guitarras muy bien filtradas (no hay arrolladoras cargas de distorsión) pero en extremo pesadas, y temáticas de orden espiritual que le deben más elementos a una especie de orientalismo que a la mitología occidental. Si bien se desarrollan de maneras muy interesantes, al final del día son discos prescindibles por la naturaleza limitada de sus propuestas más aventuradas, mucho mejor logradas por sucesores como las bandas ya mencionadas. La crítica tiene muchas cosas buenas qué decir para Cult of Luna, pero yo guardaría silencio.

Eso es, hasta ahora. A veces escucho una banda y no me gusta, pero es posible que, si le vi "potencial", luego regrese y vea en qué andan por estas fechas. Claro, para mí, "estas fechas" significó checar Somewhere Along The Highway, publicado en el 2006. Me sorprendí en demasía, y me da un chingo de gusto poder decir con seguridad que este álbum es una puta obra maestra del género. Por supuesto, al hablar en esos términos parezco snob (y puede que lo sea), e implica muchas cosas como haber escuchado una buena cantidad de discos similares... pero lo he hecho, así que cuando se los digo, se los digo en buen plan. Anyway, no pretendo escribirles una reseña del disco, ni mucho menos, pero sí les daré una breve intro, por puntos específicos, porque tengo hueva.

- El tema del disco es el del título, claro. No hay precisión; la vaguedad de nuestra locación propicia no sólo un sentimiento de estar perdidos (en todo sentido), sino también de momentaneidad. Además, es un tema más cercano a la vida común, a la experiencia cotidiana, aunque esté impregnado del espiritualismo orientaloide que hace de Cult of Luna lo que son: algo así como místicos de lo mundano.

- Es música para estar solos y vivir en la desgracia. De todas formas, hay instantes en los que podemos ver el paisaje más allá de la carretera; flores como la que está en la portada, nacidas de la nostalgia y el recuerdo de algo más alegre, perdido ahora para siempre. Si están en un ánimo propicio, hay secciones que resultan maravillosas, como el final de "Dark City, Dead Man".

- Son rolas largas, en promedio, de diez minutos de duración.

- Es un disco que hace de lo chingón y energético del metal algo pasivamente disfrutable, casi bello. Olvídense de Opeth, this is where it's at.

Recientemente sacaron un nuevo disco, Eternal Kingdom, el cual, desde el nombre, sabemos que tiene que ver con sus rollos de siempre. Le dí una pasada, y no me impresionó. Le falta algo de la maestría con la que configuraron Somewhere. No se qué es, para serles sincero. Tal vez es sólo que este disco se ha convertido en uno de mis favoritos. En todo caso va a ser difícil encontrar algo tan bien logrado como este álbum. Mouth of the Architect hace intento tras intento, pero sólo terminan haciendo remedos mediocres. Algunas rolas de Pelican se acercan, tal vez el Oceanic de Isis, pero no hay nada como esto, así que dénle un rol y contemplen lo deprimentemente chingona que es la vida desde la carretera. Espero que les guste tanto como a mí y que les produzca sensaciones tan sublimes como las que me produjo.

Mientras tanto, saludos desde mi entrepierna.

Cult of Luna - Somewhere Along The Highway

lunes, 21 de julio de 2008

Death.FM

Las ventajas de participar en un blog de música son muchas y una ellas es tener un buen lugar donde compartir información como la siguiente. Espero que se estén despedazando los oídos de escuchar mucho metal, y si no es así, deberían de hacerlo. Buscando en la red algunas estaciones de radio me encontré con una genial, pero no tendría ningún sentido visitarlo sin que escuches las emisiones. Me paso horas escuchando las señales y anotando bandas interesantes, aunque, luego pasan cosas extrañas. Me gusto mucho http://www.death.fm/ porque tiene un montón de cosas muy chingonas. Esencialmente transmiten Black y Death, aun poniéndose la cosa cruda no importa. Mientras la escuchan con una cerveza en la mano y una mujer desnuda dándote masaje en los hombros (no en el pito), pueden ir navegando por todas partes y verán que se divertirán. Una buena idea es registrarse para pertenecer a la comunidad, puedes poner post, recomendar sitios, ver muchas disqueras, escribir en el foro, etc. Algo muy interesante son los links. Por ejemplo, puedes encontrar este sitio: http://www.metalmap.org/ en donde sale el mapa de Europa, le picas en una país y te salen las bandas de la nación y su estilo. En Death.fm ponen en el fondo información de la banda y la portada del disco. La verdad es que tienen tanta mamada que hay mudo donde explorar.
Sinceramente lo hago para que se hagan cabroncitos. Saludos desde el limbo.