viernes, 14 de noviembre de 2008

De autobiographia musical

Es curioso cómo la música puede ir constiuyéndose como la banda sonora de nuestra vida. Que esto es un lugar común, sí. De eso no hay duda y considerar que uno es el primero en pensarlo de esta manera es bastante tonto. De una o de otra forma, encontramos diversos caminos en nuestra existencia que tienen una correlación muy fuerte con la música: con algún género en particular, con diversos géneros, con un solo grupo... con una sola canción o con una sola parte de una pieza -cualquiera que ésta sea-. Acuérdense, por ejemplo, de High Fidelity de Nick Hornby y su adaptación cinematográfica. No es requisito ser un melómano para darse cuenta de que es muy posible que ciertos sonidos tengan un eco respecto de nuestras vivencias y sentimientos. También me acuerdo de la Biographia Literaria del poeta inglés Samuel Taylor Coleridge. Sería interesante hacer una Biographia Musical. Darnos cuenta de cómo fuimos cambiando y, a la vez, cómo fuimos resignificándonos en el proceso y valorar las dinámicas que la música asumió respecto de nosotros en esas largas y perennes metamorfosis. Desde hace mucho tiempo he estado valorando cómo es que la música ha estado presente en mi vida. Del mismo modo, he pensado en la diversidad a la que me he sometido en cuanto a mis gustos: más que tomar esto desde una perspectiva arrogante -pensando que qué chingón soy y la verga de mono, por haber escuchado cosas tan diversas- me doy cuenta de que es una metáfora de por dónde me ha llevado la vida. No sólo en el plano geográfico y espacial, sino también en el temporal, emocional, espiritual, intelectual, sexual, cultural, ad infinitum. Como ya dije no es éste el espacio donde habré de hacer esa semblanza. Sólo quería compartir eso que he estado pensando y que sé que ustedes también lo han hecho. Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años es la relatividad de las cosas y en la capacidad que tenemos de crear nuestras propias realidades. Así pues, creo que nuestra relación con la música -así como con las personas- es totalmente cambiante. Algunos tienen más definidos sus planes de vuelo respecto de lo que van a experimentar en el campo musical y otros no tanto. Pues sean bienvenidos todos y, si quieren, compartan su relación con la música desde el plano de vista autobiográfico.

2 comentarios:

False Bread dijo...

Ya me habías comentado algo así en alguna ocasión, y es un tema chingón. Muy buena idea ponerlo a colación.

Cuando pasé de secundaria a prepa empecé a dejar de escuchar el rock n' rolla y descubrí Godspeed You Black Emperor (me vale verga dónde vaya el signo de admiración). Por un tiempo, sólo escuché eso y Tortoise, hasta toparme con otras bandas de estilo similar que ya me abrieron a otras cosas.

El punto es que recuerdo mucho ese momento en el que Godspeed y Tortoise, pero sobre todo Godspeed, me marcaron, porque a fin de cuentas eran esos tiempos difíciles para todo adolescente. Con ellos pasé de no entender al mundo en absoluto, a entenderlo como algo deprimentemente dramático. "Motherfucker = Redemeer" y sus evocaciones de muerte y destrucción con tintes políticos me hizo voltear para afuera y juzgar. Con "Storm" pude imaginar la creación del mundo, a través de "Sleep" vi el sueño inestable en el que nos encontrábamos (encontramos) todos, y "Providence" me quitó el miedo a creer.

Pero lo que más me gustaba de Godspeed era que siempre había algo de esperanza. El final de "Motherfucker=Redemeer part 2" es hermoso por eso. Después de toda esa desolación de 20+ minutos, ahí están otros dos minutos, los dos minutos que finalizan la pieza, que te dicen "hay un rayo de luz, tal vez no en el mundo del noticiero, pero sí en tí, y si juntamos todos esos rayos podremos, algún día, hacerle frente a la obscuridad." Para mí era algo a lo qué atenerme, y aunque igual casi todo lo seguía viendo con tristeza, nunca perdí la esperanza de salir.

He aprendido y escuchado muchas otras cosas desde entonces, pero creo que canalicé mi necesidad de entenderme en el mundo a través de esa música. Fue un tiempo bastante extraño, porque siempre fui bastante egoísta mientras duró. Esa pequeña luz era mía, y sólo lograba vislumbrar otras. Gracias a Cthulhu luego me dí cuenta de qué se trataba y pude ver al fin la luz de los demás. Una frase al interior de la caja del disco Yanqui U.X.O. me ayudó a comprenderlo y ha sido muy significativa para mí desde entonces: "stubborn tiny lights vs. clustering darkness forever ok?"

Era cuestión de agregar un 'y en mí' a lo que los últimos dos minutos de "Motherfucker..." me decían. La verdad no sé a qué hora me di cuenta, sólo sé que un día ya pensaba así, y me gustó más mi new me que el de antes. Haré una confesión al respecto: creo que esa siempre ha sido mi lucha y tal vez siempre la será. Así que si un día me veo muy egoísta con ustedes, amigos, díganme que he perdido la batalla.

Todo eso respecto a Godspeed. Como ven sigo siendo igual de pinche dramático. Pero, al menos, ya no soy tan depresivo. Don't get me started on the rest, though :D. Los últimos discos que me hayan marcado en alguna manera fueron Choirs of the Eye de Kayo Dot y el último de Me'Shell Ndegeócello. El primero lo hizo más intelectualmente, y el segundo lo hizo... pues en todo lo demás, haha! Diría que Bedlam In Goliath, pero ese sólo me excita big time. BIG FUCKING TIME. Sin embargo, nunca me ha puesto a pensar en nada.

Creo que un ejercicio así revela mucho de lo que somos, y además sirve para la autorreflexión. Buena onda, como Pepsi retro. Later.

Tony Wak dijo...

Gracias por tomarte el tiempo de responder a mi post. Estaría chido que más gente lo hiciera (y no lo digo por nuestra otrora batalla de ver quién tenía más comentarios, je). Sería chido que compartiéramos esta mamada de la autobiographia musical. De alguna manera es un proceso muy largo y que dice, con el silencio, muchas cosas respecto de nuestro andar. En ese sentido lo siento como algo muy vivo. Sí, también muy personal; pero no se trata de que hagamos con algo semejante las confesiones de nuestras vidas . Sólo es una manera de trazar nuestros caminos particulares . Lo que en apariencia se presenta como personas con gustos homogéneos es sólo eso (a menos, claro está, que se opte por el esnobismo y el sectarismo en cuanto a la aproximación que tenemos respecto de la música): apariencia. Y lo digo a grandes rasgos. Es evidente que hay personas que tienen gustos muy parecidos y de manera genuina. Lo que no creo es que hayan llegado a ese punto por el mismo camino... but who knows? Haciendo ese recuento nos daremos de cuán disímiles o cuán cercanas han estado nuestras experiencias no sólo respecto de la música sino también de la vida misma. Ojalá y que nuestros lectores (?) dejaran la timidez y estuvieran dispuestos a compartir aunque sean pequeños pasajes de lo que hemos estado mencionando. No se apenen.

Y a usted, señorito, le regreso la Buena Onda, como siempre. Está muy chido lo que compartiste, en verdad. Un abrazo.